Biblioteca de la Guitarra y Cuerda Pulsada

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Autor: Pedro Alcántara Capiscol

Las Malagueñas

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La malagueña es un cante con copla de cuatro o cinco versos octosílabos, con rima cruzada asonante o consonante, que generalmente se convierten en seis por repetición del primero y el tercero. Desde el punto de vista musical, es un cante que no se ajusta a compás, en el marco del flamenco a estos cantes se les llama libres, es decir, realizados según la voluntad del intérprete.

Para Alfredo Arrebola: "La malagueña fue una simbiosis del guitarrista y la voz del cantaor dándole personalidad. Y tal vez por esta razón, las malagueñas no se generalizan, sino que su nombre lo toman del intérprete. Todas ellas poseen una nota común: jamás varia el toque de acompañamiento. Tal es así , que no podemos saber que tipo de malagueña vamos a escuchar hasta que el cantaor no ha dado, no sólo la "salía", sino el primer tercio no se conocen ni se distinguen las malagueñas, puesto que hay algunas que se parecen mucho". Para Arrebola, la guitarra al acompañar por malagueñas "suena siempre en aire abandolao, y algunas notas de soleares, que pudiera ser por la influencia del compás de los verdiales: tres por cuatro..." Para el autor que tan extensamente estamos citando, que además es profesor y prestigioso cantaor, "la guitarra ha sido el elemento transformador de la malagueña".

En cuanto al origen de las malagueñas existen diversas opiniones. Una, bastante generalizada, mantiene que es un cante que nace de los antiguos fandangos de Málaga, adquiriendo entidad propia como estilo flamenco en la primera mitad del siglo XIX. En el principio de este proceso creador podría considerarse como malagueña cualquier fandango de la provincia de Málaga. Ahora bien, desde un punto de vista estrictamente flamenco, no pueden incluirse entre las malagueñas todos aquellos fandangos populares que acompañaban al baile. Aunque en estos fandangos ya se contengan giros aflamencados, en puridad no podrían calificarse como flamencos.

A partir de mediados del siglo XIX, la malagueña va prescindiendo paulatinamente del baile, para ofrecerse como cante imbuido de personalidad propia. Según el Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco: "La malagueña adquiere su independencia del fandango local porque su toque —su melo musical— se hace cada vez más lento, sostenido, logrando así una extraordinaria riqueza musical".

Anselmo González Climent calificó la malagueña como cante "fronterizo", en el sentido de que se hallaba situado en una zona intermedia entre lo que se ha denominado "cante grande" y "cante chico". Y al comparar este autor la evolución paralela del fandango y la malagueña independizó a este palo, colocándolo entre los cantes grandes: "La malagueña, tal como la jerarquizó, entre otros, Don Antonio Chacón es, sin discusión alguna, "cante grande". Y llega a decir en su libro más famoso: "Las malagueñas son una especie de siguiriyas levantinas". Del mismo sentir era Domingo Manfredi: "La malagueña está emparentada muy de cerca con el cante grande, y en algunas épocas, en particular con Don Antonio Chacón, tuvo categoría de cante "jondo". Por su parte, José Carlos de Luna dice de la malagueña: "Tiene arrestos de caña, sentimientos de siguiriya, matices de soleares... y no se parece a ninguna. Es... ella, suave, femenina, desgarrada". Finalmente, Manuel Machado, el poeta que tanto se interesó por el cante "jondo", y al que dedicó letras inovidables, nos dejó esta malagueña:

Las penas que tú me das
son penas y no son penas;
que tienen cositas malas,
y tienen cositas buenas.

Al tratar del origen y evolución de las mas malagueñas como estilo, siempre se nos aparece la persona de Juan Breva, figura controvertida, ya que tanto los especialistas como los aficionados del mundo flamenco no han llegado a ponerse de acuerdo a la hora de dar nombre a los cantes que hacia el famoso cantaor de Vélez. Y así, unos les han dado el nombre de fandangos, otros han señalado que lo que Juan Breva cantaba eran verdiales. En todo caso, según esta corriente de opinión a los cantes de Juan Breva de ninguna forma se les puede encuadrar en el ámbito de las malagueñas. Por contra, se mantiene por otros especialistas del flamenco que los famosos cantes de Juan Breva son las primeras malagueñas, siendo los fandangos abandolaos su más directo antecedente. De nuevo nos encontramos con la habitual polémica cuando se trata de temas flamencos.

Entre las letras de malagueñas de este cantaor una de las más conocidas es la siguiente:

Un céntimo le di a un pobre
y me bendijo mi madre.
¡Que limosna tan pequeña
pa recompensa tan grande!

Los cantes por malagueñas , a partir de Juan Breva, entran en un proceso evolutivo, en el que nuevos intérpretes aportan su propio sello dentro de este palo. Y así, las malagueñas de El Canario o de la Trini, las del Niño Tomares o las del maestro Ojana son diferentes a las de Juan Breva. Del mismo modo, los cantes por este estilo de Enrique el Mellizo, Fosforito el Viejo y Chacón, de donde se dice que arrancan las "malagueñas nuevas", suponen un salto evolutivo con relación a las de las figuras citadas con anterioridad, que se agrupan entre los intérpretes de las que se han llamado "malagueñas de transición".

 

 

A partir de Juan Breva, podemos citar, entre otros, a los siguientes creadores de malagueñas:

El Canario (Juan de los Reyes Osuna): Nació en Álora (Málaga) en 1855 y murió en el puente de Triana (Sevilla) en el mes de agosto de 1885, apuñalado por instigación del padre de la cantaora conocida como La Rubia. Fernando de Triana dice en su conocida obra que El Canario y Juan Breva cantaron la malagueña pura, cante de gran intensidad y brillantez. Según Angel Alvarez Caballero este cantaor "introdujo la costumbre de comenzar la copla con la última palabra del primer verso:

Las gentes,
por el hablas de las gentes
............................
............................

que fue copiada después por infinidad de cantaores, ampliándose la costumbre a otros géneros, como los tientos, las cartageneras o ciertos fandangos de Huelva".

El arte de este cantaor se definió, además de por la pujanza de su malagueña, por el parentesco de ésta con los cantes levantinos, principalmente las cartageneras. Entre las letras de las malagueñas de El Canario podemos citar la siguiente:

Tengo que poner espías,
para ver si mi amor viene,
al pié de Torre García;
no sé para mí qué tiene
el camino de Almería.

El Perote (Juan Trujillo García): Debe su sobrenombre al pueblo de su nacimiento (Álora), ya que todos los naturales de este pùeblo malagueño se les suele denominar "perotes". La vida de este cantaor transcurrió entre mediados del siglo XIX y primeros años del siglo XX. Según Jorge Martin Salazar "la malagueña de El Perote, la más primitiva de las malagueñas de la transición es un cante valiente y gallardo, de regusto campero, que todavía semeja guardar el recuerdo del fandango popular de donde seguramente proviene".

Como una de las letras de malagueñas de este cantaor podemos citar:

Tengo canales en la cara
de tanto llorar por ti;
los suspiros que tú dabas
eran tormentos "pa" mi,
cuando de ti me acordaba.

La Trini (Trinidad Navarro Carrillo): Se la considera la mujer que mejor ha cantado por malagueñas. Nació en Málaga en el año 1868. Poseía una gran voz y unas facultades extraordinarias, hecho éste que decepcionó a Fernando el de Triana, que alternó alguna vez con ella, ya que, según este cantaor, el exceso de facultades de "La Trini" restaba emoción a su cante. No obstante, y sobre todo, sus cantes por malagueñas forman parte de la historia del flamenco, y actualmente, cuando se canta por malagueñas, el estilo de esta gran cantaora está presente.

La grandeza de su arte siempre estuvo acompañado por el lado oscuro de la desgracia en su vida personal, donde las penas y sufrimientos no le faltaron nunca, tanto en el periodo de sus turbias relaciones con Agustín "El Caracolero", como por el hecho de la terrible enfermedad que la puso al borde de la muerte. Fernando el de Triana, que la oyó cantar en muchas ocasiones, relata así como hacia sus cantes esta artistas en los postreros años de su vida: "...mientras más se agotaba físicamente, más sublime era el arte que iba descubriendo, hasta el extremo que en los últimos años, cuando ya no cantaba en público, y de cuando en cuando, alternaba unos momentos en algunas de las reuniones que frecuentaban su famoso ventorrillo de la Caleta, en Málaga, entonces era cuando estaba verdaderamente incopiable. ¡Qué cosas le hacia a los cantes!

Entre las letras de malagueñas de esta cantaora está la siguiente:

Regando voy con mi llanto
el camino de la "vía".
Son tan grandes mis quebrantos
que tengo la fe "perdía";
el mundo me causa espanto.

Enrique "El Mellizo". Del cante de esta gran figura del flamenco se ha dicho por A. Mairena y R. Molina: "Su malagueña, conservada y transmitida principalmente por el maestro gaditano Aurelia Sellé, mantenedor supremo de la escualo gaditana, es si disputa la más flamenca que se conoce". De la misma opinión participan la mayoría de los especialistas del flamenco. En general, se reconoce que este cante de "El Mellizo" representa una verdadera evolución de la malagueña, que se aleja tanto de los cantes de Juan Breva, hasta tal punto que pueden considerarse como polos opuestos. En atinada opinión de Jorge Martín, dado que "El Mellizo" era solamente cuatro años menor que "Juan Breva"!, "resulta difícil concebir que ambos cantes hayan podido tener una aparición prácticamente simultánea".

A partir de la primitiva malagueña de "El Mellizo" su cante ha ido evolucionando, por obra y a impulsos de cantaores posteriores, t ha reencarnado en muchas versiones, de forma tal que es muy difícil el verdadero cante por malagueñas de "El Mellizo" cuando se escucha en algunas de sus versiones. De la malagueña de "El Mellizo" se distinguen por los especialistas el estilo corto del estilo doble de cante, con pocas diferencias melódicas entre ambos, ya que lo que las diferencia es la mayor cantidad de ayes intercalares entre los tercios que se dan en las segundas. Como ejemplo de letras de estilo doble está:

Este querer tuyo y mío
dime: ¿Dónde va a llegar?
Tú tratas de aborrecerme,
yo cada vez te quiero más.
Que Dios me mande la muerte.

Fosforito el Viejo (Francisco Lema Huller). De este estilo se ha dicho que constituye "una malagueña saturada de profunda melancolía y desarrollada en un plano de dulce musicalidad". Las malagueñas de "Fosforito" han permanecido casi desconocidas debido, seguramente, a que este cantaor no llegó a grabar nunca sus cantes. Fue contemporáneo de Chacón, su gran rival, y se ha dicho que es posible que se influyeran mutuamente en sus cantes. Fernando de Triana, en su conocida obra, nos dice: "Verdaderamente, entre Chacón y Fosforito, por aquella época, el último que cantaba ganaba, a pesar de ser sus cantes de muy distinto corte, pero ambos de extraordinario valor". El cante que más agradaba a Fosforito, al decir de Fernando el de Triana era la malagueña larga, y con respecto a este cante comenta: "Éste era el cante que hacia sudar al público, por creer que no podían llegar los pulmones del formidable cantaor a coronar el penúltimo tercio, que era de una esplendidez maravillosa por sus variadísimas modulaciones, tan raras como bien acopladas, y ésta era la copla motivo de las más grandes ocasiones:

Desde que te conocí
mi corazón llora sangre;
yo me quisiera morir,
porque mi pena es tan grande
y así no puedo vivir.

 

 

Don Antonio Chacón (Antonio Chacón Garcia). A Don Antonio Chacón se debe varios estilos de malagueñas; en su número no hay acuerdo entre los expertos. En lo que sí hay acuerdo es en lo que supuso el cante de Chacón respecto a las malagueñas como estilo del flamenco, y la malagueña con respecto a Chacón como cantaor. Unánimemente se considera que el genio jerezano alcanzó en estos cantes el nivel más elevado de su arte. En opinión de Ricardo Molina y Antonio Mairena: "El arte de Chacón y sus facultades personales encontraron en ellas (las malagueñas) su esfera propia".

Para José Blas Vega "decir Chacón en el cante por malagueñas es decirlo todo, pues él en ese cante fue su revolucionador, su jerarquizador, su mejor intérprete, su divulgador, su creador genial". Existen innumerables testimonios sobre el papel de Don Antonio Chacón en la evolución de la malagueña, y en todos ellos se reconoce lo que supuso la figura de este maestro del cante con relación al estilo y las variantes que él introdujo.

Como ya hemos dicho, no hay acuerdo entre los especialistas en cuanto a los estilos de malagueñas que Chacón creó. Jorge Martín Salazar dice que dejó impresionados cinco estilos y que, además, pueden atribuírsele, con las oportunas reservas, otros tres, que Chacón no llegó a grabar. No obstante, esto no pasa de ser una opinión personal, ya que Chacón, con su enorme talento musical, lo que hizo fue imprimir su personalidad en cantes por malagueñas que ya se hacían antes de cantarlos él. Hay expertos que cuestionan que todas las malagueñas que cantó, esos cinco estilos que se le dan como propios, hayan sido creaciones suyas. Y así, se dice que en algunos intentó "plasmar algo" de Enrique el Mellizo, en otros que procedían del estilo de la Trini, incluso que plagió malagueñas del maestro Ojana y de El Canario. Sea como fuere lo cierto es que el arte, la personalidad y la figura de Don Antonio Chacón han quedado unido a las malagueñas y a otros muchos cantes del arte flamenco español. Antes, ahora y para siempre.

En la actualidad, posiblemente los cantes por malagueñas que más se interpretan son los de Enrique El Mellizo y los de Don Antonio Chacón. Son conocidísimas, por escucharse con frecuencia en boca de los cantaores actuales, letras de malagueñas que popularizó en su día el gran cantaor jerezano. Por ejemplo:

Si tú no me has de querer
¿A qué tanto me consientes?
Mátame ya de una vez,
porque yo te perdono mi muerte
que no quiero más padecer.

O aquella otra:

Si preguntan por quien doblan
del convento las campanas,
dile que doblando están
por mis muertas esperanzas

O, la no menos conocida:

Viva Madrid que es la Corte
viva Málaga la bella,
y para puertos bonitos,
Barcelona y Cartagena.

Cuando por los expertos se ha hecho la distinción entre los creadores de malagueñas, algunas veces han separado aquellos cantaores nacidos en la misma tierra que da nombre a este cante y los cantaores foráneos, incluyéndose en el primer grupo como figuras señeras a Juan Breva, El Canario y La Trini y como no malagueños a El Mellizo, Fosforito el Viejo y Don Antonio Chacón. Estas serían las figuras más sobresalientes, pero el censo de creadores y recreadores de malagueñas es mucho más extenso, ya que en este estilo, ha quedado retratada la personalidad de los que lo han hecho por derecho, como reflejo histórico en la historia del flamenco. Aunque la relación sería mucho más amplia, podemos citar como grandes malagueñeros de la propia tierra a Juan El Perote, Tabaco, El Caribel, el Maestro Ojana, la Chilanga, el Niño de Vélez, Baldomero Pacheco, El Pena… Y como malagueñeros nacidos fuera de la bella ciudad andaluza: el Marrurro, Fernando el de Triana, Chato de las Ventas, Gayarrito, Personita, Juanito Varea…

 

 

La malagueña ha sido, y es actualmente, un estilo de cante muy solicitado por el aficionado. La mayoría de los cantaores, en cualquier época, a partir del momento en que la malagueña tomó carta de naturaleza como palo flamenco, la han interpretado con mejor o peor fortuna. Aparte de los hasta ahora citados han sido grandes malagueñeros los contemporáneos Manuel Centeno, Aurelio de Cádiz, Naranjito de Triana, Bernardo el de los Lobitos, Niña de los Peines, Manolo Caracol, Pericón de Cádiz… y ahí están sus grabaciones para atestiguarlo. Y ya, más cercanos a nosotros en el tiempo, tenemos la suerte de oírselas personalmente a figuras como Enrique Morente, Gabriel Moreno, José Menese, José Mercé y un largo etcétera. Que esta suerte nos dure muchos años.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
José Martín Salazar. "Las malagueñas y los cantes de su entorno. Asociación Cultural Guadalfeo y Fundación Caja de Granada. Motril 1998
Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco. Ed. Cinterco, Madrid 1988
R. Molina y A. Mairena. "Mundo y Formas del Cante Flamenco". Revista de Occidente. Madrid 1963
Fernando el de Triana. Arte y Artistas Flamencos. Madrid, 1935
Alfredo Arrebola. Los cantes preflamencos y flamencos de Málaga. Universidad de Málaga, 1985
Anselmo González Climent. Flamencologia. Excelicer, Madrid ,1964
Ángel Álvarez Caballero. Historia del Cante Flamenco. Alianza Editorial,- Madrid, 1981

DISCOGRAFÍA RECOMENDADA
La malagueña a través de los tiempos (Dos volúmenes). Diego Clavel. Cambayá Flamenco
Magna Antología del Cante Flamenco. Hispavox, 1982
Por Malagueñas. Hispavox, 1992.
Recordando a la Trini y su tiempo. EMI, 1992

 

 


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