Biblioteca de la Guitarra y Cuerda Pulsada

Biblioteca de la Guitarra y Cuerda Pulsada

Autor: Desconocido

Manuel Serrapí Sanchez, "Niño Ricardo" (1904-1972) Una breve biografía

 53 2

Manuel Serrapí Sanchez nació en Sevilla en el mes de Junio de 1904. Cuando Manuel cumple diez años su padre lo emplea en una carbonería, trabajo no del agrado del joven y que supuso que su primera denominación artística fuera "Manolo el Carbonero". A su vez el padre, que era buen aficionado, lo inicia en el conocimiento musical de la guitarra.

Más adelante ejerce el oficio del padre y trabajan juntos en la casa "Matamoros", empresa que se dedicaba a la fabricación de muebles. El director de esta firma también era aficionado a la guitarra, toque de este instrumento que practicaba y que actuó como el chispazo definitivo que encendió la llama de la afición de Manuel.

Fue tanto el interés de Manolo Serrapí por la guitarra que despertó las inquietudes de padre. No se trataba ya de una simple afición, sino que la guitarra se habia convertido para su hijo en una pasión. Para el padre de Manuel era más sensato que el joven aprendiera un oficio. Pero el destino se impone y, según su biógrafo Humberto J. Wilkes, un buen día Manolo Serrapí conoce a Manuel Moreno, guitarrista que actuaba en el Café Novedades quien se convierte poco después en su primer profesor.

Precisamente en el Café Novedades tocaba también Javier Molina, guitarrista de mayor categoría que incentivó la presencia frecuente de Manolo en el establecimiento, hecho que dió lugar a que en la relación entre ambos se pusiera de manifiesto el talento musical del joven hasta tal punto que le ofrecieron tocar como segundo guitarrista en el cuadro flamenco del café.

El inicio de las actuaciones del joven produjo en su padre una gran sorpresa al escucharle tocar, pero consintió que siguiera tocando en el Café, con la condición de que al mismo tiempo atandiese a su trabajo en la empresa. Este periodo supuso en primer lugar una carga grande de trabajo para Manuel. Por otra parte en la fábrica, al tener que barnizar y después limpiar sus manos con alcohol se resblandecieron sus uñas, hecho este último que le produciría problemas en el futuro, derivados del toque de guitarra y la debilidad permanente de las uñas del guitarrista.

Eugenio Rioja, en su obra conjunta con Norberto Torres "Niño de Ricardo", explica las consecuencias que para el futuro artístico de Manuel Serrapí tuvo la realización del trabajo que se vió obligado a realizar en su juventud en la empresa de muebles: "Otra de las deficiencias técnicas, posiblemente la más escandalosa, perceptible hasta por neófitos, es su áspero sonido. Un sonido personal, por lo frecuente e irremediable, que se ha dado en llamar como "arenisco".

Según parece, él mismo manifestaba que se debía a cierta debilidad patológica que sufrian sus uñas, a causa del oficio de charolista que ejerció en su pubertad. El contínuo baño de alcohol y goma laca a que se ven obligados los dedos de los barnizadores provocó la endeblez enfermiza de sus uñas, y por lo tanto la suciedad de su sonido.

 

Al joven guitarrista Manolo "El Carbonero" empezó a conocérsele en el mundillo flamenco y su actividad musical se fue extendiendo a otros cafés cantantes. Salía a pueblos cercanos cuando le avisaban para acompañar a cantaores de cierto renombre ya por esas fechas, como ocurría , por ejemplo, con el popular "Niño de Marchena".

Las dificultades de trabajo a que hacían frente los artistas que empezaban eran múltiples. Muchas veces actuaban en "ventas" y otras en lugares que se adecuaban provisionalmente para las reuniones de flamenco. Existe una grabación de Manolo Caracol titulada "Fiesta Jerezana (bulerias)" al que acompaña Niño Ricardo en la que Caracol dice: "Ole, Ricardo, vamos a acordarnos del chachi del Charco de la Pava", haciendo referencia al lugar de una actuación anterior de ambos.

Un medio de los artistas para obtener recursos económicos consistía en la "batea". Se trataba de obtener autorización de las autoridades locales para actuar en lugares públicos de cada pueblo y, una vez concluida la actuación, se pasaba una "batea" (bandeja) donde el público depositaba, en términos económicos, su voluntad. Existen unos fandangos grabados y en ellos Niño Ricardo acompaña a Pepe Marchena en los que el cantaor exclama como introducción al cante: "¡Ole Manolillo, acuérdate de las castañas!". Recordaba Marchena la actuación de ambos en el pueblo de Jabugo, en el que se tuvieron que alimentar sólo de castañas, por no permitir la escasa recaudación conseguida al pasar la "batea" mayores gastos.

La gran oportunidad para Manolo Serrapí ("El Carbonero") se presentó el día que le llamaron del "Novedades" para preguntarle si podia sustituir a Javier Molina, que se hallaba indispuesto. Fue el momento en el que abandonó toda actividad que no fuera la guitarra, aunque tuvo que superar días sin ganar lo suficiente para el propio sustento y dormir en condiciones precarias, donde la suerte le daparara. Tambien son los momentos en que tiene lugar una estrecha relación entre Manolo Serrapí y Javier Molina quien, lógicamente, influyó en la formación guitarrística del joven.

En una de esas salidas a los pueblos le escucharon la Niña de los Peines y su hermano Tomás Pavón, quienes se impresionaron favorablemente del toque de Manolo "El Carbonero" con sus dieciseis años. Fueron a hablar con su padre, que dió su conformidad para que trabajase con los hermanos Pavón. Para el recién bautizado "Niño Ricardo" fue una de las mayores alegrías de su vida.

Durante los años veinte los cafés cantantes, que tanta vida tuvieron en el anterior siglo XIX, arrastran una fuerte crisis que les hicieron transformarse a gran parte de ellos en "cabarets", en locales de espectáculos de variedades o simplemente cerraron. Este cambio se produjo en Andalucía y también en Madrid, ciudad donde emigraban los cantaores de flamenco cuando el trabajo escaseaba por otros lugares de la geografia hispana.

El ambiente flamenco se fue trasladando a los "colmaos". Fueron "colmaos" famosos en Madrid, por la categoría de su clientela y, en consecuencia por la calidad de los artistas que en ellos actuaban, Fornos, Los Gabrieles, Villa Rosa, entre otros.

Hay una época en el flamenco, que se inicia a mediados de los años veinte del pasado siglo y que se extiende hasta finales de los cincuenta, excluyendo como es lógico los tres años de la Guerra Civil, en la que los profesionales del flamenco encontraron una forma de conectar con el público aficionado ante la desaparición de los cafés cantantes. Fueron los años de la "ópera flamenca", periodo muy importante en la vida artística del Niño Ricardo.

La primera presentación del joven guitarrista se efectuó en 1922 en el Teatro Pavón de Madrid, formando parte de un conjunto de artistas que acompañaban a la Niña de los Peines y Tomás Pavón. A partir de esos momentos la estrella de Niño Ricardo fue adquiriendo un brillo impresionante, motivo que venía favorecido por la corta edad del artista.

En el año 1926, y organizado por el empresario "Vedrines", se realizó una gira por Andalucía de un espectáculo de "Opera flamenca". Los cantaores estaban encabezados por la Niña de los Peines a la que acompañaba el Cojo de Málaga y Manuel Centeno, entre otros. El grupo de baile estaba encabezado por Juana la Macarrona y como acompañantes de guitarra figuraban: Ramón Montoya, Javier Molina y Niño de Ricardo. Por la sola referencia a este cartel podemos apreciar el salto cualitativo que supuso para Niño de Ricardo formar parte de un grupo de tocaores punteros en el flamenco español. La gira de esta compañía recorrió gran parte de Andalucía.

Durante el tiempo que duró la permanencia de Niño Ricardo en la compañía encabezada por la Niña de los Peines la relación entre ambos artistas fue estrecha y, por lo que respecta al guitarrista, muy positiva, pues supuso un gran impulso en su carrera. Así, en el año 1927, Discos Regal edita una serie de tres discos en los que Niño Ricardo acompaña a la Niña de los Peines y en 1932 vuelve a salir al mercado una nueva serie de discos, siete en concreto, editados también por Regal, en los que el Niño Ricardo acompaña de nuevo a la Niña de los Peines.

La amistad entre la cantaora y el guitarrista no sólo era muy sólida en lo profesional sino que se extiende al ámbito personal. Así, en el año 1933 la Niña de los Peines contrae matrimonio con Pepe Pinto, siendo padrinos del enlace Niño Ricardo y su esposa. En ese mismo año, y durante los meses de verano, Niño Ricardo actúa en una compañia de "opera flamenca" que encabeza la Niña de los Peines, Vallejo y Pepe Pinto.

Los años siguientes tienen la misma tónica: Niño Ricardo acompaña al toque a la Niña de los Peines y a las demás figuras del cante que componen la compañía, como son Canalejas de Puerto Real, Pepe Pinto... Estilísticamente fueron años de consolidación del guitarrista. El sonido de su guitarra hermana con voces de primeras figuras del cante. La calidad de su toque se enriquece y es cada vez más apreciada por la afición. Y así, en 1935 La Voz de su Amo edita un disco en el que Niño de Ricardo acompaña a Manuel Vallejo. Por otra parte Gramófono edita otros tres discos con los mismos artistas.

Si en los primeros discos grabados por Niño Ricardo se podia apreciar la influencia clara de los grandes guitarristas de esos años (Montoya, Javier Molina, Manolo de Huelva) el toque propio de Niño Ricardo va adquiriendo personalidad que termina cuajando en un estilo definido y pleno del que fuera el antiguo Manolo "El Carbonero".

En 1936, al inicio de la Guerra Civil, Niño Ricardo está actuando en Jaén. La consecuencia de ello es que se ve obligado a residir en esta ciudad durante todo el transcurso de la guerra, ante la imposibilidad de pasar a Sevilla, al encontrarse ocupada esta ciudad por los denominados "nacionales" y estar Jaen en "zona roja".

Juanito Valderrama cuenta los hechos que vivió personalmente: "El Niño Ricardo... cuando estalló la guerra iba con Caracol y se quedó en Jaén, porque tenía allí familia. Se quedó a vivir en casa de un tío que tenía allí en Jaén que era practicante. De allí vino la amistad grande mia con Ricardo [...] Con el grupo de artistas que cayó en Jaén yo ya había tomado contacto y habíamos cantado en algún sitio. Pero estando un día en mi casa en Torredelcampo, Manolo Serrapí, el Niño Ricardo, que se presenta con Pepe Azuaga y con la Niña de Castro para pedirme que me uniera a ellos y para que formáramos una gran troupe para cantar por allí, repartiendo beneficios a partes iguales, socializados, vamos, comenzando por la parte de Jaén donde yo era muy querido

"Habia cincuenta artistas flamencos dando vueltas por Jaén. A todos los movilizaron. A algunos se los llevaron al frente a pegar tiros. Y a los que ya eran mayores, como Marchena, Canalejas y el Niño de la Huerta los dejaron allí porque no habían llamado todavía a sus quintas. Pero a los más jóvenes se los llevaron al frente." Esas fueron las circunstancias vividas por los artistas flamencos, entre ellos el Niño Ricardo, durante los tres años que duró la contienda.

Tras el paréntesis de la guerra Niño Ricardo vuelve a Sevilla y en el mismo año 1939 reaparece ante el público, junto a la Niña de los Peines y El Sevillano y continúa alternanado sus giras en diversas compañías. Entre estas compañías estaba la que organizó Alberto Montserrat en el verano de 1940. Se trataba de una ópera flamenca en la que cantaban El Peluso, El Sevillano, El Niño de la Huerta, Juan Montoya, Pepe Pinto y el Niño Caracol. Al toque figuraban el Niño Ricardo, Esteban de Sanlúcar y Melchor de Marchena. Y vuelven las grabaciones de discos. En este caso la firma Odeón edita un disco en el que Pastora es acompañada por el Niño Ricardo.

Cuando Concha Piquer repone en 1941 "Las Calles de Cádiz" contrata a la Niña de los Peines, Pepe Pinto, Pericón de Cádiz, la Macarrona... incluye las guitarras de Niño Ricardo y Melchor de Marchena. El éxito fue grande, recorriendo numerosas ciudades españolas y pasando después a América. En el año 1942 Niño Ricardo forma parte de la Compañía de Canciones y Bailes ESpañoles de Mary Paz que por el mes de julio de dicho año se presenta en el Teatro Fontalba, de Madrid. Mary Paz encabezaba el espectáculo con el Niño León al cante y Felipe Triana y Carmen Montes al baile. En el espectáculo figuraba una joven de 19 años de nombre artístico "Lola Flores" para la cual el Niño Ricardo le habia compuesto dos canciones que se convirtieron dos éxitos en el principio de su carrera: "La venta de los claveles" y "El leréle".

En julio de 1945 Niño Ricardo se encontraba con problemas de garganta que hicieron necesario una operación quirúrgica, ya que se trataba de un tumor en las cuerdas vocales. Después de la operación se temió que no puediera volver a hablar, pero a los ocho meses de la operación recuperó la voz. No obstante le quedó una ronquera que le acompañó el resto de su vida. Esta época de su enfermedad de garganta coincidió con proposiciones de Juanito Valderrama para incorporarlo a su compañia. La aceptación de Niño Ricardo supuso el comienzo de una larga y positiva colaboración entre cantaor y guitarrista.

El primer espectáculo que presentó Valderrama con la colaboración de Niño Ricardo fue "Los niños del jardinero". Desde el principio la unión de Niño Ricardo y Juan Valderrama fue perfecta. En palabras del famoso cantaor: "Ricardo como guitarrista no tenía parangón en la medida, en la gracia, en la personalidad, en la manera. Inventó un aire de fandango que lo han aprendido todos los que han venido después. Por bulerías no se parecia a nadie. Y luego como músico era un genio, todo lo que se le ocurría era genial. Ricardo y yo hemos hecho lo menos cincuenta canciones. Yo hacía la letra, le ayudaba a la música, y entre ellas tenemos éxitos que han dado la vuelta al mundo como "El emigrante" que fue la primera, y las que vinieron luego: "La primera comunión", "De polizón", "El inclusero"... Y los éxitos más grandes de mi vida me los he escrito yo, con ese músico artista guitarrista al que no se le ha hecho la justicia que se merece, que es el Niño Ricardo, que estuvo diecinueve años a mi lado hasta que se murió."

Como puede apreciarse la admiración de Juan Valderrama por el arte de su guitarrista y amigo era enorme. De la unión de la creatividad de ambos artistas nacieron canciones que se hicieron populares en el mundo entero. Según Valderrama cuando ambos estaban componiendo canciones Niño Ricardo ya sabía lo que iba a gustar: "Componía una frase musical y yo le decía:
--Ricado eso es feísimo.
--Tú cantas eso y te callas--y acertaba--. No me discutas más, canta eso y te callas.
Ricardo acertaba siempre."

En 1956 Niño Ricardo estuvo trabajando en el tablao sevillano "El Guajiro". Posteriormente, en 1959, formó parte del elenco de Manolo Caracol. Desde 1961 a 1968 perteneció a la compañia de Antonio Molina con quien viajó a Venezuela y a otros paises americanos. De regreso a Sevilla desde Madrid, el resto de su vida transcurrió en la ciudad que le vió nacer. Falleció el 13 de Abril de 1972.

Humberto J. Wilkes, en lo que él denomina "El Triángulo" nos dice que antes del Niño Ricardo existian tres estilos importantes en el mundo de la guitarra flamenca, cuyos representantes personales se encarnaban en Javier Molina, Ramón Montoya y Manolo de Huelva. Wilkes resalta de Ramón Montoya su aportación de "una gran serie de ricos y complejos arpegios, aprovechando y ampliando las posibilidades del trémolo. Desarrolló muchos toques y creó nuevas armonías". De Manolo de Huelva destaca "su gracia, duende y sentido rítmico complementado por su técnica" y de Javier Molina "la aportación de bellas falsetas y modos de acompañar, debido a su extenso conocimiento del cante flamenco".

Para Wilkes: "Ricardo asimiló lo mejor de este triángulo. Aprendió de ellos como maestros que eran y, como maestro, los superó. Se quedó con lo que podía enriquecerle, y le imprimió su estampa, su sello personal. Cuando Niño Ricardo integró las cualidades del triángulo, pudo liberarse y despegar, crear su propio estilo. Tenía entonces cuarenta años, poseía una base muy sólida y estaba interiormente maduro. De Javier Molina aprendió mucho para el acompañamiento. De Ramón Montoya sus armonías,arpegios y dulzura, pero luego dio más relieve a sus falsetas. De Manolo de Huelva tomó el ritmo, la gracia y ese aire tan especial, sobre todo por bulerias".

Anselmo Gonzalez Climent se ha referido al arte de Niño Ricardo en los términos siguientes: "Es el Niño Ricardo la síntesis convergente de la guitara clásica, del flamenco y la guitarra vertiginosamente evolucionada de la época moderna. En él resulta perfectamente armonizable la solemnidad y la esquematización sugestiva de Don Ramón Montoya con las más exquisitas aportaciones del toque actual, en el que precisamente Ricardo es poco más o menos amo y señor"

Eugenio Rioja, autor, junto con Norberto Torres, de una biografía de Niño Ricardo se refiere al gran artista de la guitarra en los términos siguientes: "Ricardo supone en la historia del Arte Flamenco, la inspiración sublime. Inspiración materializada en una arrolladora capacidad de composición musical... Otro de sus valores más determinantes, además del creativo o compositor, sería su sentido de la expresión en el toque, es lo que llamamos su aire. Un aire inconfundible, tan original y tan singular como sus composiciones, y cuyo mejor calificativo es el de flamenco a secas. El aire de Ricardo es flamenco por definición. Insobornablemente flamenco".

Pero no todos son elogios por parte del autor de la biografía y así Rioja nos dice: "A pesar de todo Ricardo tuvo sus deficiencias, sus lagunas... Analizando sus grabaciones concluimos que el defecto muy pocas veces superado por Ricardo fue su elementalidad técnica. A pesar de haber tenido como maestro a Antonio Moreno, y de haber sido en su juventud seguidor --al menos-- de Javier Molina, de Ramón Montoya y de Manolo de Huelva, Ricardo nunca llegó a adquirir la solidez técnica de dichos maestros. Quizá le faltó escuela, estudio, disciplina. Su repertorio técnico es objetivamente corto. Otra de sus deficiencias técnicas, posiblemente la más escandalosa, por lo perceptible hasta por neófitos, es su áspero sonido. Un sonido igualmente personal, por lo frecuente e irrenunciable, que se ha dado en calificar como `arenisco`".

Rioja está de acuerdo con la idea general en el ámbito de la guitarra flamenca de que tanto Manolo Sanlúcar, Paco de Lucía y otros quitarristas punteros de de la época de ambos fueron ricardistas con anterioridad a definir sus estilos propios y que estos nuevos guitarristas actuaron como correa de transmisión entre la guitarra de Niño Ricardo y la guitarra actual. Paco de Lucía por su parte ha manifestado: "Ricardo fue el maestro de nuestra generación, de Sanlúcar, de Serranito, de todos nosotros. Era el guitarrista que en esa época representaba el `no va más`, el Papa... Entonces los jóvenes nos mirábamos en él y tratábamos de aprender y de copiarlo". Al parecer fue a raiz de una visita de Paco de Lucía a Sabicas en Nueva York, aprovechando que Paco estaba de gira en la ciudad de los rascacielos, y tenía mucho interés de tocar ante Sabicas para conocer su opinión. Le tocó piezas del Niño Ricardo y Sabicas, tras unos elogios matizados, le animó a componer su música, no a tocar la de otro.

El mismo reconocimiento de su ricardismo ha sido manifestado por Manolo Sanlúcar, Félix de Utrera... etc.

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

NIÑO RICARDO.- Vida y obra de Manuel Serrapí Sanchez. Eusebio Rioja y Norberto Torres. Signatura Ediciones de Andalucia, S.L. Sevilla.

NIÑO RICARDO "Rostro de un maestro". Humberto J. Wilkes. Bienal de Arte Flamenco VI, El Toque. Sevilla, 1990.

EL TOQUE FLAMENCO. Á. Álvarez Caballero. Alianza Editorial, 2003.

JUANITO VALDERRAMA. Mi España Querida. Antonio Burgos. La Esfera de los libros. Madrid, 2002.

DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO ILUSTRADO DEL FLAMENCO. Blas Vega, J y Ríos Ruíz, M.

DISCOGRAFÍA RECOMENDADA

NIÑO DE RICARDO. Grandes figuras del flamenco. Le chant du monde

TOQUES FLAMENCOS DE GUITARRA. Historia del Flamenco. Hispavox

GRABACIONES DE GUITARRA. AÑO 1940 HOMENAJE AL NIÑO RICARDO. In Memorian. Universal Music, 2004

PRIMER CENTENARIO DEL NACIMIENTO DEL NIÑO RICARDO. Homenaje. CD solos de guitarra. CD acompañamiento al cante. Calé Records, 2004

 

 


Los enlaces publicados en La Biblioteca de la Guitarra solo tienen un fin educativo y de difusión, no comercial. Si algún compositor, intérprete o empresa, por cualquier motivo, considera que un archivo que aparece en este canal vulnera los derechos de autor, infórmenos y se eliminará.

0 Comentarios:

  • No hay comentarios

Las cookies nos ayudan a ofrecer nuestros servicios. Al utilizarlos, aceptas que usemos cookies. Más información

Aceptar