“Música colonial”: La invención sonora del barroco hispanoamericano
Escrito por Carlos Páramo Bonilla. Profesor Asociado, Departamento de Antropología, Universidad Nacional de Colombia
“Una imagen vale más que mil palabras”. Aún cuando este poderoso aserto sea frecuentemente cuestionado, es fácil demostrar su vigencia axiomática en un campo tan propio de Occidente como lo es su tradición historiográfica. Para no ir más lejos, hace ya mucho tiempo que el estudio de la iconografía entró a la llamada Historia Cultural (Burke, 2001 2004). Sea cual sea la escuela en la cual se encuentre ubicado, no resulta para nada excepcional que un estudio histórico —y no necesariamente de algo siquiera próximo a la Historia del Arte— recurra a ejemplos pictóricos para ilustrar con imágenes una época, un hecho, un problema. En cada caso se parte de la convicción, sin duda veraz, de que éstas comunican ambientes y emociones complejas que son virtualmente intraducibles a palabras, amén de indicar los valores y la ideología de un periodo. Bien sabemos que, en cambio, esto casi no sucede con los sonidos. Raro, por decir lo menos, es el trabajo de Historia Social en cualquiera de sus formas (económica, intelectual, política, etc.) que los incluya. Obras como la de Alain Corbin (1994) sobre “el paisaje sonoro” de la campiña francesa en el siglo XIX —altamente especulativas, por fuerza mayor— acaso sean todavía flores exóticas, incluso en el campo más diletante de los “imaginaires”. Puede argumentarse, claro, que a diferencia de las imágenes pocos sonidos se han preservado antes del advenimiento del fonógrafo; por no decir que, si de sonidos se trata, resulta casi fútil describirlos más allá de...
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