Cuando restauramos o repintamos un cuerpo de guitarra que previamente ya estaba pintado, nos podemos encontrar con el siguiente problema:
En primer paso debemos lijar bien el cuerpo de la guitarra hasta eliminar totalmente las capas de laca antiguas, de forma que obtengamos el cuerpo de la guitarra sin restos de pintura y dejar la madera de nuevo en su estado original.
Si no hacemos este paso adecuadamente, y comenzamos el nuevo proceso de tintado, nos encontraremos que una vez va secando el tinte, la madera absorberá el color de forma diferente en función de cómo hayamos lijado y los restos que queden de barniz antiguo. Obtendremos tonos más oscuros donde el tinte penetre en la chapa y tonos más claros en las zonas peor lijadas o con restos de barniz antiguo.
Para solucionarlo, dejaremos secar el tinte y volveremos a lijar con una lija fina grano 400 toda la guitarra hasta eliminar por completo los restos antiguos de material. Una vez eliminado, esta vez sí, todo el barniz antiguo podemos proceder de dos maneras:
1. Cogeremos una esponja, la mojaremos con el tinte, quitando el sobrante en un cartón o periódico, dejándolo casi seco, y tintaremos la madera controlando en todo momento la cantidad de tinte aplicado y absorbido por la madera. Es recomendable llegar al color deseado con varias pasadas de tinte y no hacerlo de una única mano de aplicación.
2. Otra opción de tintado es la siguiente: Procederemos a añadir entre un 5-8% de acabado nitrocelulósico al tinte ya preparado y diluido con disolvente de evaporación media, y aplicaremos esta mezcla con un equipo de pistola en varias pasadas cruzadas para evitar crear ráfagas en la aplicación. Con este sistema evitamos que el tinte baile sobre los restos de barniz antiguos que nos pudiesen quedar y la aplicación sea más uniforme.
Efecto poro oscurecido o patinado. (Necesario utilizar maderas con poro profundo)
Podemos conseguir un efecto patinado utilizando tintes sobre la madera, con el siguiente proceso:
Una vez tenemos el cuerpo de la guitarra lijado y preparado para el proceso de tintado, aplicaremos un tinte de color oscuro (o el deseado para el color del poro) a todo el instrumento. Este tinte debe de diluirse con un disolvente de evaporación lenta, con el objetivo de que moje perfectamente el poro de la madera.
Una vez seco el tinte, lijaremos el tinte siempre a favor de la veta para no provocar rayas trasversales en la chapa, de tal forma que eliminemos el tinte de la parte plana y dejemos el tinte oscuro dentro del poro.
Ahora aplicaremos un segundo tinte diluido del color deseado y obtendremos el efecto final patinado envejecido.
Conseguir máxima viveza en nuestra guitarra.
Este truco es muy sencillo y fácil de hacer. Se utiliza mucho en el barnizado del mobiliario clásico de alta decoración para conseguir un efecto de viveza y luminosidad muy deseado, pero que se puede realizar en nuestras guitarras para darles un efecto de color sorprendente.
Es tan sencillo como que antes de aplicar el tinte que queremos que tenga nuestra guitarra, tintaremos la madera con un tinte amarillo o anaranjado lo más vivo posible y rebajado con disolvente de evaporación media o lenta. Cuanto más reluciente y transparente sea, mejor. Posteriormente y una vez seco, aplicaremos el tinte caoba, cerezo,… (Según gusto) encima del tinte anterior.
Este sencillo proceso nos dará mayor profundidad al color, consiguiendo un efecto único.
Los colorantes utilizados en los tintes son mayoritariamente el amarillo, pardo y rojo. En menor cantidad el negro y en casos excepcionales el azul, burdeos y blanco.
Si observamos los tintes de carta vemos que en los nogales predomina el pardo con distintas cantidades de amarillo y rojo. Con más amarillo se tiende a nogales verdosos, más oscuros si se les añade un toque de negro. Con mayor proporción de rojo tenderemos a nogales rojizos.
En los avellanas y mieles la base principal es el amarillo y la proporción de colorantes es menor que en los nogales.
En los colores robles la proporción de pardo y amarillo es parecida y es frecuente la necesidad de negro.
En los tonos caobas la base principal es el rojo y en algunos casos aparece el burdeos.
Para azules y verdes aparece el colorante azul.
Para colores pastel o para ajustes de tintes a melaninas es muchas veces necesaria la utilización del blanco.
Debemos recordar que el blanco posa mucho más que el resto de los tintes, por lo que hay que insistir al cliente en la agitación de la muestra.
Con el colorante negro hay que tener mucho cuidado ya que pequeñas cantidades modifican sustancialmente el color. En muchos casos es mejor oscurecer con pardo en vez de con negro. Con el negro obtendremos tonos más verdosos que con el pardo (tiende más a rojo.)
Con el amarillo ocurre lo contrario y habitualmente las cantidades utilizadas para hacer un tinte más amarillo son elevadas frente a la cantidad de negro, pardo o rojo.