Personalmente no soy partidario de adquirir una guitarra de mala calidad aunque quien vaya a usarla sea un principiante y no sepa aún tocarla. Este es un error muy extendido que he constatado con mis alumnos a lo largo de los casi cerca de 10 años que llevo impartiendo clases. Se entiende que como el aprendiz de guitarrista va a comenzar tan arduo camino quizás pierda su fuerza de voluntad y se canse tras la primera cuesta, tras el primer esfuerzo, nunca se sabe el tiempo: días, semanas, meses ¡todo un logro!; ironías a parte, como se desconoce si le va a gustar o va a continuar su aprendizaje y formación en guitarra clásica, no se suele comprar una guitarra de buena calidad sino una de gama baja, la más barata si cabe, o incluso utilizar esa guitarra olvidada, que lleva años y años colgada en una pared, observando impasible, muda, como pasa el tiempo, de generación en generación, y que fue el premio que al abuelo le tocó tras largas horas oyendo aquello de la “muñeca chochona”, durante las fiestas, un caluroso verano cuyo año no recuerdo…. Mi consejo es que no debemos escatimar en cuanto a calidad se refiere aunque si podamos afinar en cuanto al precio y decantarnos por una guitarra de estudio para comenzar y no de concierto, por ejemplo. O si tenemos una verdadera obra artesana en nuestra pared en vez del premio de la “tómbola” utilicemos ese tesoro...