Javier Suárez-Pajares (ed.), Joaquín Rodrigo y la creación musical en los años cincuenta, Valladolid: SITEM-Glares, 2008, pp. 239-257.
Los compositores del Grupo de Madrid de la Generación del 27 tuvieron una experiencia vital y musical muy heterogénea a lo largo siglo XX. El espíritu vanguardista que les unió en la década de los veinte supuso para Fernando Remacha una influencia decisiva en su actividad compositiva. El Concierto para guitarra y orquesta es un buen ejemplo que actualmente se encuentra casi olvidado, a pesar de su indudable calidad, en los repertorios sinfónicos nacionales e internacionales.
El estreno del Concierto de Aranjuez supuso para Joaquín Rodrigo un éxito sin precedentes en su carrera, colocándole en la primera fila de la escena musical española en la década de los cuarenta. Calificado por la crítica como «acontecimiento extraordinario», este concierto fue dedicado a su amigo el guitarrista Regino Sainz de la Maza que, a su vez, fue el encargado de estrenarlo en el Palacio de la Música de Barcelona el 9 de Noviembre de 1940. Esta fue la primera vez que el músico burgalés logró convencer a un compositor, con la mediación del Marqués de Bolarque, para incluir a la guitarra en la forma concertante. Su colega Andrés Segovia ya lo había conseguido un año antes al estrenar en Montevideo el Concierto en Re Mayor Op. 99 del compositor italiano Mario Castelnuovo-Tedesco.La sensualidad y belleza del concierto de Rodrigo, así como la tremenda repercusión que originó su estreno, llevó a Sainz de la Maza a emprender otros proyectos con los compositores de su entorno más cercano...)
En torno al estreno del Concierto para guitarra y orquesta de Fernando Remacha