Biblioteca de la Guitarra y Cuerda Pulsada

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Guitarristas con personalidad propia

En este mundo de la música en general, y por consiguiente como no podría ser de otra manera en el de la guitarra en particular, nos encontramos con hechos y situaciones que también se dan en con mucha frecuencia en otras facetas y campos de nuestra existencia.

Recurriré a ese dicho popular, que dice..."Todas las comparaciones son odiosas." (Pues no digamos las guitarrísticas). Esta es una aseveración tan cierta como aceptada por casi todo el mundo, pero desgraciadamente que todos sufrimos en muchas ocasiones.

Voy a centrarme en lo que a guitarristas se refiere; el concepto de "mejor que..." en la guitarra, como toda forma de intelectualidad, es una concepción falsa, sin sentido y más bien absurda. La calidad en la guitarra se calibra, o debería medirse única y exclusivamente en base a la capacidad de un intérprete de transmitir el mensaje contenido en un repertorio musical. En este mensaje, ni siquiera la supuesta "fidelidad" al compositor es obligada en el sentido estricto, ya que todo intérprete debiera tener el derecho natural a hacer suyo el contenido, por mucho que los amantes de la ortodoxia más radical quieran decir lo contrario.

Lo que ocurre es que en condiciones normales, se respeta el contenido y las ideas del compositor, porque por regla general, ese ideario musical plasmado a través de partitura posee suficientes elementos para elaborar un mensaje con sentido y artísticamente rico. Si el intérprete tiene el necesario talento para hacer su propia construcción a partir del mensaje original del autor, pues tendremos delante por poner un ejemplo, a un Miles Davis tocando el Aranjuez, o un Paco de Lucía tocando a Falla, que nos podrá gustar más o menos, pero nunca podremos negar que estamos delante de verdaderos músicos con personalidad propia, en una palabra, ante verdaderos ARTISTAS.

Esto significa que cada cual ha de tocar lo que sea capaz de "decir" y eso es lo que diferencia a mi modo de ver, hoy en día a los profesionales, de los que no lo son.

La carrera artística del guitarrista es larga y complicada, y en mi opinión, sin un punto de llegada final, debe ser un continuo devenir. A una etapa puramente académica, de aprendizaje básico, le sigue otra mucho más importante, que muchos llamamos de perfeccionamiento, de dominio técnico, etc.

Etapa esta la más importante y que marcará el devenir del guitarrista. Y en este punto es donde nos encontramos a multitud de guitarristas muy jóvenes, a veces demasiado jóvenes diría yo, que han batido todos los record en realizar cursos aquí y allá, con innumerables y variopintos maestros, magníficos intérpretes, no siempre magníficos enseñantes, que han sido capaces en su día de "descifrar" haciendo suyo el mensaje de muchos autores, y han creado un sistema intelectivo propio, partiendo de elementos muy sencillos en unos casos y en otros no tanto.

El verdadero problema estriba en mi modesta opinión en la cohorte de seguidores que tienen estos grandes maestros, se trata de seguidores que veneran a su maestro, como se sigue a un jugador de fútbol, y todos sabemos que cuando se sigue así a un jugador, acabas convirtiéndote en un mero AFICIONADO, sin personalidad guitarrística propia. Este hecho, si no somos capaces de cambiarlo los propios guitarristas que aún nos consideramos aprendices, pues acabará convirtiendo el perfeccionamiento en un simple mercado de intereses económicos, en un compadreo y colegueo sectario, que únicamente beneficiará a los maestros ya consagrados. Un guitarrista que se limite a ser un fan o aficionado de su maestro, que no sea capaz de construir algo medianamente propio, pues pensará siempre como otro que ya ha elaborado antes que el ese pensamiento. Reitero que esta situación será ventajosa para los artistas de moda del momento, que todos querrán hacer cursos con fulano o con mengano, pero nunca será bueno para la guitarra, que estará entonces, en un futuro en manos de aficionados.

Me parece por tanto más profesional, la manera de abordar un concierto del guitarrista que no ofrece al público algo impostado o sobrevenido, sino algo realmente propio. El verdadero profesional debe ser no sólo estupendo intérprete reproductor de notas, también intérprete ilustrador, pedagogo y ante todo creativo, para mí, sin lugar a dudas lo más importante. Luchemos por tanto todos los guitarristas en la misma dirección, cada cual con su personalidad, pero consigamos convertirnos en auténticos artistas, amantes de nuestro instrumento, sensibles y abiertos a las críticas de los que nos escuchan...La música no olvidemos es un lenguaje comunicativo, y sería un grave error comportarse como autistas musicales.

 

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