Los dos renacimientos de la vihuela
La conciencia histórica de la vihuela arranca con las publicaciones enciclopédicas de los musicógrafos españoles del siglo XIX, con la primera transcripción moderna de una canción extraída de la Orphénica lyra de Miguel de Fuenllana recogida en el Calendario Histórico Musical para el año de 1873. Un cuarto de siglo más tarde, la publicación de Guillermo Morphy, Les Luthistes espagnols du XVIe Siècle (1902), una antología de canciones y obras para solista rescatadas de los siete libros para vihuela existentes, consiguió convertir el instrumento en notable punto de atención. A esta publicación, le siguió la inclusión de obras en el Cancionero Popular Musical Español, de Felipe Pedrell (1918-1922), y en la Colección de Vihuelistas Españoles del Siglo XVI, de Eduardo Martínez Torner (1923), una edición de obras de Los seys libros del Delphín de música de cifras para tañer vihuela, de Luis de Narváez (1538). Aunque todas estas publicaciones consiguieron que la vihuela captase la atención de los eruditos, fue la implicación del guitarrista catalán Emilio Pujol la que definitivamente puso el instrumento al alcance del público más general. Pujol comenzó a editar e interpretar transcripciones de vihuela para guitarra desde finales de la década de 1920; entonces, dio un paso más allá realizando una copia de la vihuela descubierta en el Museo Jacquemart André de París. En 1933, efectuó la primera grabación de música para vihuela incluyendo tres de las pavanas de Luis Milán en una de los registros pioneros de la historia de la música, L’Anthologie Sonore, bajo la dirección del distinguido musicólogo alemán Curt...
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