Boris Vladimirovich Asafyev (1884-1949) estudió en la facultad de historia y filología de la Universidad de San Petersburgo y en 1910 se graduó también del Conservatorio, donde fue alumno de composición de Lyadov y de orquestación con Rimsky-Korsakov. Asafiev tuvo un importante papel en la vida cultural y musical de Rusia después de la Revolución, ganando amplia reputación primero como crítico y luego como musicólogo; entre sus escritos se cuentan libros sobre Glinka y sobre Stravinsky. Mantuvo un cargo de profesor en el Conservatorio de Leningrado desde 1925 hasta 1943, cuando se estableció en Moscú, continuando allí su variada carrera. En la década del 30 afirmó su presencia como compositor, principalmente con sus ballets, los cuales eran aceptados por las autoridades políticas. Sus amplios intereses musicales lo habían llevado a apreciar los trabajos modernos de importantes compositores de su país y del exterior, pero luego del duro ataque con connotaciones políticas que el periódico Pravda realizó a la ópera Lady Macbeth del distrito de Mtsensk de Shostakovich en 1936, y más tarde las condenaciones hechas a diversos compositores en 1948, tornaron sus actitudes hacia esos compositores ambiguas. Asafiev fue dedicatario de diversas obras, entre ellas, dos importantes sinfonías: la famosa Primera Sinfonía de Prokofiev (conocida como ‘Sinfonía Clásica’) y la Tercera Sinfonía de Myaskovsky.
La relación del compositor con la guitarra es interesante: en 1926 el gran guitarrista Andrés Segovia realizaba su primera tournée por Rusia y Asafiev escribió una reseña laudatoria que ayudó a consolidar el éxito de Segovia en el país. Es probable que ambos hayan hablado durante esos días y que surgiese algún pedido del guitarrista para que Asafiev escribiese una obra. Pero esto aconteció solamente 13 años más tarde, en 1939, tres años después de la última visita de Segovia a Rusia; ambos habían perdido el contacto y con el inicio de la Segunda Guerra Mundial en ese mismo año, el retorno del concertista se tornaría imposible. En 1939, con un fuerte estímulo creador el compositor escribió Seis Romanzas y 12 Preludios para guitarra sola.
Es conocido el hecho de que en el año 1939 fueron escritos los primeros conciertos para guitarra del siglo XX: el celebérrimo Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo y el Primer Concierto para Guitarra de Mario Castelnuovo-Tedesco. Pero el relativo aislamiento de la Rusia de aquella época ocultó durante mucho tiempo el hecho de que allí se había escrito ese mismo año, otro concierto de guitarra: el de Boris Asafiev. Y al parecer, en tan sólo tres días.
Se trata de una obra interesante, la orquestación comprende un clarinete, timbales y cuerdas, lo que posibilita la creación de texturas diáfanas para permitir que la guitarra sea escuchada sin dificultad. Desde los primeros compases del tema inicial, el carácter ruso se establece claramente. El movimiento posee una amplia sección de desarrollo muy bien construida e incluye una cadenza para el solista antes del final. El segundo movimiento está escrito para la guitarra sola, consistiendo en dos variaciones sobre un tema de Tchaikovsky, pasando directamente al breve final, que consiste en otra variación del tema, ahora con la participación de la orquesta.
Este concierto es todavía muy poco conocido inclusive entre los guitarristas, lo que es una pena, porque es una bella obra. Hay una grabación Rusa del año 1966. El solista, Lev Andronov, en el segundo movimiento, no toca las variaciones del concierto de Asafiev, sino otra pieza (Prelude et Valse) también del compositor, que se encontraba en el mismo manuscrito con numerosas obras para guitarra que Asafiev escribió en unos pocos días. Como estas obras aun no habían sido editadas en la época de la grabación, se comprende mejor la posible confusión, aunque es obvio que el finale del concierto está construido también sobre el tema de Tchaikovsky utilizado para las variaciones precedentes, lo que podría haber llevado a deducir que éste era el verdadero segundo movimiento del concierto…