Biblioteca de la Guitarra y Cuerda Pulsada

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Nava, Arturo de (Argentina, S. XX)

Guitarrista payador y compositor folklórico, uruguayo. Las líneas dedicadas al artista Arturo de Nava por el diario ''La Nación''  ( 23-X-32 ) de Buenos Aires, con motivo de su deceso, hablan altamente de su no  escaso valer y a la vez reafirmán, como lo hiciera otrora D. F. Sarmiento, nuestra admiración por estos trovadores que cultivan su  arte pulsando e inspirándo,se a la vez con la guitarra: ''Arturo de Nava, que falleció ayer en Buenos Aires, era una  de esas figuras que parecen proyectarse en el pasado, sin detenerse en el tiempo, anquilosarse en sus rasgos,  uno de esos hombres  que sobreviven a su fama, a su modalidad y a su fisonomía. Todo él trasuntaba un período ya hace  tiempo enterrado en el recuerdo, un semblante de la ciudad de hace ya .años, tan diferente a la actual en sus gustost en su aspecto y en su ritmo. Era, ante todo un payador y  esta  palabra ya no  es de nuestra época. Los pocos que quedan son tan sólo in remedo deformado de la ingenua pureza  de los de otro tiempo. Arturo de Nava componía la música y la letra de sus canciones. Lo hacía, en su juventud, pobre y lírica, cediendo a un impulso espontáneo, ,a un desahogo espiritual, siguiendo la inspiración heredada, pues su padre también había sido payador; y luego cantaba sus propias canciones, en la rueda­ del almacén, en la tertulia  del patio, en el baile suburba  no mientras el barrio alejado dormía en la noche.

Esto sucedía en Montevideo, en el Montevideo de hace cincuenta años, donde Arturo de Nava había nacido. Era, en la espontaneidad de su arte y de su oficio, típicamente un payador, que traía a la ciudad el suave rumor de las canciones camperas. Tenía dentro de su género, condiciones extraordinarias de inspiración fresca, de sentimentalismo comunicativo; y conquistaba al público con su voz llena, potente y varonil. Pronto su fama empezó a propagarse en el comentario; era el cantor más ''mentado" y de ahí que un día, al llegar a Montevideo Gabino Ezeiza el más grande de nuestros cantores criollos,lo invitaran a una ''payada'' con el muchacho que ponía en el oído de la ciudad quieta el eco de su nostalgia campesina. y la ''payada" se realizó con  éxito extraordinario, y ha sido narrada por Sansón Carrasco, el seudónimo periodístico de Daniel Muñoz, en una crónica jugosa, traviesa, inolvjdable, que tuvo no poca influencia en el  destino del que así se iniciaba. La crónica de Sansón Carrasco y la protección  de Gabino Ezeiza determinaron el traslado de Arturo de Nava a Buenos Aires y s·u iniciación formal en el teatro. El payador se hizo artista; el muchacho que cantaba por nostalgia se convirtió en el compositor que lanzaba sus músicas  suaves y sus décimas intencionadas con regularidad de productor; y  la vida. de Arturo de Nava, pues,to que de algo hay que vivir y eso era lo que estaba más cerca de su temperamento, se dedicó por entero al teatro y se hizo artista -de nuestra escena, arquetipo de aquellos artistas de fines de siglo pasado, que pusieron en el picadero el rasgueo de sus guitarras y en los primeros escenarios las medias lunas de sus ''milongas··.

Compuso muchas canciones, entre las que la más popularizada, la que aun queda vibrando como un eco, es ''El carretero" y muchas otras, como ''No me andés con güeltas, ''Cimarrón'', ''La iiatita", cantó en muchos de los escenarios nacionales, sobre todo en el Apolo, en la epoca de los Podestá, con quienes trabajó largo tiempo, rubricando con su voz de payador el sello criollo de  nuestro teatro naciente; también fué actor, un actor espontáneo, pintoresco de estampa varonil y  desafiante; fué en esa época, la de su mayor nombradía, uno de los primeros cantores nacionales que imprimieron discos, cuando aun no  existían los discos actuales, cilindros, rudimentarios como su  arte con inspiración  y sin ciencia. Siguió andando el tiempo; la ciudad se transformó; cambiaron los gustos del público, que despues de haberlo aplaudido tantas veces en el cálido rumor del teatro lleno y entanado sus canciones en la quietud de las calles - arboladas, lo fué ; poco a poco abandonando; y Arturo de Nava conoció el olvido, las dificultades,  los sinsabores, la estrechez, como todos los  que sólo  saben vivir de su arte.  Vivía últimamente retirado en un barrio lejano; y allí acaba de morir ahora, en la calle apartada, en la casita pequeña, en el 'hogar humilde, en la pieza pobre, que tantas veces evocó en la mansa tristeza de sus canciones." Arturo de Nava falleció en Buenos Aires, el 22 de Oc tubre de  1932.

Diccionario de Guitarristas. Guillermo Prats (1934)


 

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