Célebre y genial concertista de guitarra, nacido en Lyon, de acuerdo con algunos autores. Según afirma Grove en su ''Diccionario de Música y Músicos'' nació en Génova en 1822, de padre italiano y madre alemana. Aprendió la música y el arte de tocar la guitarra de su mismo padre, resultando en breve tiempo ejecutante tan extraordinario; que, desde su primera preentación parisiense, despertó tal entusiasmo que hoy podría parecer nos increíble si no lo confirmara la correspondencia enviada entonces desde París, al diario ''Musicalische Anzeiger'', en la cual se lee: ''Un niño de sólo 7 años ha dado un concierto con gran éxito. Toca con gracia y con arte admirables, la guitarra, que aprendió de su padre. Regondi, que es un hermoso niño de ojos celestes y de cabellos , rubios y ensortijados, ha conquistado la simpatía del público, tocando en muchos conciertos musicales. El 27 de Abril dará un concierto con la cooperación de otro joven italiano un tal Piligio di Torino, violinista que se dice es discípulo de Paganini. De este concierto ignoramos el éxito, porque no ha sido encontrada. todavía correspondencia alguna. Sabemos en cambio que el pequeño guitarrista se estableció en seguida en Inglaterra y que en el año 1831, el mismo en que Paganini fué a Londres, Regondi estaba comprometido para dar varios conciertos.De ello nos da fe una correspondencia de esta ciudad Junto a Paganini no hace mal papel un niño músico prodigioso. Tiene poco más de 8 años y toca la guitarra española, tan perfectamente, que el público ordinario y los entendidos quedan maravillados. Impresiona realmente su gran habilidad, en contraste con su edad juvenil.
Despues de Inglaterra, Regondi, visitó Alemania y Austria, dando conciertos en Viena, Praga, Lipsia, Mónaco, Ratisbona y en otras ciudades menores, teniendo como compañero de arte al violoncelista inglés Liedel. Regondi ya no era un niño. Con el correr de los años, su arte se había madurado y robustecido; y la admiración por su extraordinaria virtuosidad suscitaba siempre y en todas partes apasionado entusiasmo. De las revistas de la época, se desprende que Regondi fué también un excepcional tocador de melophon. El melophon dice textualmente el cronista de Viena no es otra cosa que un perfeccionaniento del acordeón. Su sonido es más agudo y comprende tres octavas; sus registros reproducen el sonido del clarín, del ''óboe'' y de la flauta. Regondi toca este instrumento perfeccionado con portentosa agilidad, ejecutando pasos dificilísimos y armonías complicadas con admirable precisión y con expresión maravillosa . . .''
Este instrumento, que Regondi tocaba con tanta maestría, es comparable a la filarmónica, o mejor dicho, al que nosotros comúnmente llamamos ''organino'', instrumento muy usado aún hoy en el país y en el extranjero. Ideado en Alemania por el año 1822, fué luego perfeccionado y sincronizado, tanto en su parte fundamental, como en la parte del acompañamiento, en Inglaterra, donde le llaman comúnmente ''Concertina''.
La intervención de este instrumento popular en los conciertos de Regondi hacía surgir la idea de que se tocase, de la manera como se exhiben hoy ciertos raros virtuosos de los más exóticos instrumentos en los modernos teatros de Variedades. Despejemos en seguida la legítima duda del lector, asegurando que el temperamento de Regondi no era de aquellos que ejecutaran música trivial, ni siquiera con el organito, todo ésto lo asegura el mismo organista..." En la guitarra ejecutó magistralmente las siguientes piezas: Soúvenir de -Gubellinst de Thalberg; La Ouberture de la Semiramide, de Rossini, ejecutada con tal vigor que produjo el efecto de una completa orquesta de guitarra. Sobre el melophon ha producido "allegro'' de un concierto pára viólín, de De Bériot y un ''concertino'', de Mayseder. El violoncelista Liedel tocó sólo una Fantasía sobre Norma, con variaciones de Kumer y un bolero original. Para terminar, los dos artistas ejecutaron, juntos, tres dúos concertados de Bohrer, Schubert y Kumer. Por sus méritos partictilares agrega el cronista se les ha concedido el honor de tocar en la antecámara de la Corte.
Consideramos superfluo seguir paso a paso a nuestro joven artista en su peregrinación por las principales ciudades de Europa. Todos los concertistas reconocen unánimemente su excepcional habilidad, al registrar sus triunfos donde estaba siempre vivo el recuerdo del famoso guitarrista Mauro Giuliani. Un cronista ha descrito ,un desgraciado episodio del compañero de Regondi, y otro, confirma, una vez más, que con cualquier instrumento, aun con el más modesto, cuando es dominado por una mano maestra y animado con puro criterio artístico, se puede triunfar y arrancar los sinceros aplausos del público. Veamos lo que dicen ambos cronistas:
De Viena: ''El señor Regondi, el raro virtuoso de la guitarra y del melophon, con su compañero José Liedel obtiene grandes éxitos. La quinta y sexta audición congregaron muchísimo público. Pero en uno de estos conciertos el violoncelista Liedel equivocóse en un pasaje: el público, irritado; emitió gritos de protesta y silbidos; y el artista, consternado, se levantó y abandonó el escenario no presentándome más''.
De Dresde: ' 'El concertista, señor Regondi; ha sido escuchado por numeroso público y obtenido un gran éxito. Sinceramente debemos decir que no nos hemos ocupado nunca del romántico instrumento; pero luego de escuchar a Regondi; estamos francamente arrepentidos. Hemos prestado especial atención a las composiciones del joven músico, porque por su estilo, es justo atribuirles un revelante valor artístico. El arte del señor Regondi debe ser calificado de arte bueno, sano y platisible; desde todo punto de vista; y, dada la naturaleza ''del infeliz instrumento" es justo apreciar los dotes excepcionales del ejecutante que produce efectos de armónicas; de pasajes ejecutados con notable agilidad, armonía y arpegios de efectos deliciosos que suscitan el entusiasmo del público ignorante de la cantidad de dificultades · manuales que· hay que superar para obtener tales resultados con un instrumento tan simple y con el cual se corre el riesgo de aburrir al auditorio.
Por ésto solo habría que exaltar el arte de Regondi, que sabe vencer equivocados prejuicios. Regondi se distingue de los otros artistas; que antes que él se condujeron en conciertos de tal género. Arranca de la guitarra de 8 cuerdas sonidos bellísimos y límpidos en toda su escala natural; su técnica es portentosa y supera los pasajes más escabrosos con claridad y precisión, la ''cavata'' es vigorosa y eficaz. A él entonces debemos tributarle las alabanzas que merece realmente. El convencido cronista concluye: ''Muy bien ejecutada la Ouverture de la Semiramide, de Rossini y la Fantasía sobre Don Juan de Thalberg' '.
Del sucesivo desenvolvimiento de la carrera artística de Regondi ya adulto, poco sabemos. Probablemente como tantos otros guitarristas célebres, se retiró por cualquiera decepción; o tal vez las ganancias le habrán concedido la oportunidad de gozar un tenor de vida más plácida y cómoda; sin afrontar las molestias de los viajés; entonces fatigosos y largos. Por otra parte ya se delineaba sobre el horizonte musical un cambio de gustos y de modas debido probablemente a la difusión de la música para piano, con cuyo instrumento los músicos podían asegurarse en breve tiempo, sin someterse a las duras dificultades requeridas para el estudio de la guitarra, dinero y algún renombre. De cualquier manera, Regondi como Giuliani y Legnani; desapareció pronto del mundo musical; nada más sabemos de su ulterior actividad artística.
Fué gran amigo de celebrados guitarristas de su tiempo, entre los cuales se citan Ssokolowski y Schulz que cosecharon al mismo tiempo que Regondi, merecidos triunfos en Inglaterra. Respecto a la producción artística. Regondi no fué muy fecundo, pero en sus pocas composiciones demostró una pericia comparable a su absoluto dominio del instrumento. Es por tal razón que sus obras todas; de difícil ejecución, son accesibles solamente al más eximio ejecutante. Y éste; tal vez, el motivo del porqué su música no figure nunca en los programas guitarrísticos. Regondi desenvolvió su carrera de concertista casi siempre en el extranjero, especialmente en Inglaterra, y sus obras fueron publicadas solamente por editores extranjeros. La ''Libera Societá Tedesca per la propaganda della buona musica per chitarra'' que reside en Augsburg, publicó algunos de sus estudios; el resto fué publicado por la renombrada Casa Editora Johan André; de Offembach. De estas composiciones señalamos a los estudiosos las obra N.º 22 y 23, y especialmente Op. 19, una superproducción de música guitarrística que, por su originalidad y por la elegancia de su armonía, sería digna de figurar entre las más notables composiciones del siglo pasado. Según algunos biógrafos; el insigne virtuoso genovés falleció en Londres el 6 de Mayo de 1873; probablemente a los 50 años. (Notas del "Corriere Musicale dei Piccoli'' ' )
Diccionario de Guitarristas. Domingo Prat (1934)