"ANITA MAYA".-Célebre "cantaora" en el género andaluz, española. Nació en Ronda. Su edad nos la dice el poeta: "Esta gitana vieja, con la cara curtida por adobo barato, de negros añadíos y peineta de teja, esta gorda flamenca, con andares de pato, que en Ronda bautizaron, a poco que de Ronda los franceses marcharon." (De "Cante grande y cante chico". P.ª 117. José Carlos de Luna). Su nombre, quizá el más aproximado, es el del epígra• fe, conociéndosela también por "Anilla la de Ronda" y "Anica Amaya". Esta artista y otras que figuran en es te libro, ya como "cantaoras", o en géneros extensivos, trovadores, "tocaores", "payadores", etc., amenizarcm su arte al son de la guitarra, siendo la que nos ocupa, a más de eximia en el "cante" con "rondeñas" y "soleá", una cultora del instrumento en el carácter de "flamenco" popular. El notable literato español G. Núñez de Prado, en su libro "Cantadores Andaluces" ( 1904), nos da la biografía de esta gitana, de la que entresacamos estas líneas: "Ella siente el arte como el corazón que más lo sienta, concibe la belleza como el cerebro constituído para concebirla mejor, siente las grandio sidades de ese arte, como el alma que con más intensidad pueda sentirlas, pero su corazón, su ce rebro y su alma, absolutamente humanos, en toda la hermosa acepción de la palabra, sólo ven en su arte un vehículo para enviar desde sus entrañas al infinito toda la expresión de su exquisita ternura ... " (P.ª 180).
Esta artista que llegó a lo sublime desgranando como un pájaro . las. Caleseras, Peteneras, Seguiriyas, Tarantas, Roas, Palmares, etc., alterna en el "tablao" con los no menos famosos "Antonia la e San Roque", "La Fandita", "La Sarneta" y "La Loro" y aquellos que se llamtlron ''.El Fosforito", Tomás "El Nitri", "Salvaoriyo", Juan "El de los Gallos", el célebre argentino Silverio y hasta podríamos añadir con todo el calendario del "cante" andaluz. La som bra de la que fué, nos consternó en el certamen de la ex posic;ón de Barcelona, 1929-30, al celebrar "La semana Andaluza", formando parte, la rondeña, de una tribu contratada exprofeso; la oímos, por cierto, con depresión por parte nuestra, algunos de aquellos cantos acompañán dose con la guitarra, o mejor dicho, abrazada a ella, moviendo inconsciente sus toscas manos, dando la visión de haber salido por la "boca" de aquella caja, dos minúsculas tortugas, que enredadas en el alambrado de las seis cuerdas, buscaban lo que vanamente ya no podia encontrar
(D. Prat, Diccionario de 1934)