Fué el primer compositor guitarrista argentino y gran tañedor del instrumento. Nació en Buenos Aires, Capital Federal, el día 7 de Diciembre de 1844. Hijo de Valentín Alais (inglés) y de Felipa Moneada (argentina) . Impresa fuertemente el alma argentina en la suya, no era de extrañar que desde temprana edad, sintiera por la guitarra una devoción tan grande como sólo es capaz de sentirla el gaucho, para que vertiera en las expresiones musicales del instrumento nacional, la emoción y el espíritu que late en la tierra argentina. Por eso, a los 18 años, ya sabía enredarse entre los seis alambres ' que musicalmente cercaban el pedazo ' de cielo que cabe en una caja sonora. Intensificó su estudio abordándolo seriamente y haciéndose escuchar · en los rincones propicios que en esa época daban albergue al arte en Buenos Aires.
Su nombre . comienza a circular, haciéndose cada vez de más , popularidad, apodándolo sus amigos con el cariñoso sobrenombre de "Juan el inglés". En 1879, far ... mado ya su hogar, se recibe de profesor de música, dedicándose por entero al cultivo del arte de su predilección, . sobrepasando en mucho· el valor de los guitarristas de su tiempo, clasificándosele hoy como el decano de esos instrumentis. tas argentinos. "La sociedad distinguida del Buenos Aires que ya pasó, le invitaba preferentemente a toda fiesta para que la con. currencia se extasiase ante aquel prodigio . que arranca. ha de· la - guitarra vidalitas,chacareras, gatos y estilos eje cutadós con perfección de maestro. Haciendo sólo sus estudios de guitarra, sin profesores que lo guiaran, y los de música; fueron tan briliantes sus resultados que. el maestro Bassi lo incorporó a la orquesta del antiguo Teatro Colón. Hizo las campañas · de. Cepeda y Pavón, y durante la guerra del Paraguay sirvió en la guarnición que quedó en Buenos Aires. Demás está decir que en las horas tristes del campamento, el joven Alais recreaba el oído . de sus compañeros de armas, haciéndoles oir las piezas de su repertorio que eran escuchadas con el entusiasmo imaginable. (Justo Cárdenas, de "Caras y Caretas" N.º 864. 24 ... IV .... 1905) .
En el año 1882 un grupo de amigos y admiradores, or..; ganizaron un concierto a beneficio del gran guitarrista. Fué tan importante la fiesta que los diarios consignaban la noticia de las siguientes . maneras: "La Nación".-Martes 7 de Noviembre de 1882.-"Concierto: Ha quedado resuelta definitivamente la organización del concierto . a beneficio del conocido guitarrista argentino señor bon Juan Atais, destinándose al mismo tiempo una parte de su propio . dueto para socorrer los inválidos. La fiesta musical se efectuará el 18 del corriente . en el jardín Florida bajo la dirección del maestro Montenegro. Ha celebrádose una reunión en casa del señor Saubidet, a fin de adoptar las primeras resoluciones. Para correr con todo ·lo relacionado con el concierto, se ha nombrado la siguiente comi sión; Presidente, Mariano E. Saubidet; . Vicepresidente, José Villar; . Tesorero, Sargento Mayor José Poviña; Secretarios, Pedro Casteroso y José C. Moyana; Vocales, Torcuato Ocampo, Miguel Lavalle, Rodolfo Arauja Muñoz, José María Niño, autor del libro "Mitre" ; Juan A. Argerich, Santiago Duhalde, José S. Alvarez, Belisario Otamendi, José Méndez, Francisco Delgado, Francisco Mendía, Pedro Barreiro, Alberto J. Krat.zenstein e Ignacio R. Mejía. El señor Alais es considerado actualmente como un completo tocador en el instrumento a que se dedica". "La Prensa", "Las Provincias", "La República", "El Na.cional" y otros del interior del país, tales como "El Ecode Azul" y la revista "El Album del Hogar", llevaron en sus páginas artículos muy elogiosos con respecto a este concierto, al que todos aseguraban un gran éxito dada la popularidad y simpatía de que gozaba ese guitarrista y la legión · de amigos con que contaba. Realizada la fiesta en el lugar mencionado, donde se había levantado un gran arco triunfal, resolvióse para mayor realce de la misma que la iluminación fuera electrica y a la que, dado el carácter que revestía, concurrieran: las bandas de· Artillería del ejército, ,d el Centro Gallego y del Cuerpo de Bomberos, escuchándose por primera vez la composición titulada "Fantasía sobre el Himno", que su autor el señor Ratuezno, había dedicado al General Roca. "En esta fiesta, patrocinada por lo más distinguido de Buenos Aires, prestaron su concursó como concertistas, el doctor Albare llos y los señores Roig y Moyano. El beneficiado hizo oir, ejecutadas a la guitarra, las sinfonías de "Juana de Arco", de Verdi, y la de "La Cenerántola", acompañado por el doctor Albarellos". (Del citado número de "Caras y Caretas") .
En el año 1894 su fama se había extendido fuera de los límites de las fronteras argentinas, siendo nombrado en ese entonces, socio honorario del Centro Musical de Chinchu Alta (Perú) , enviándosele con tal niotivo, acompañado de una elogiosa nota, el diploma N. 0 26 firmado por el presidente Don Romualdo Ibáñez. En 1895 tomó parte en un concierto de beneficencia en la localidad . de Almirante Brown, con el éxito que en esos itempos sólo era capaz de lograr él. La música de Alais es personal y conserva el sello inconfundible de su autor; la forman bailables y obras de carácter folk-lórico, populares, originales y adaptaciones. Gracias a él se han podido conservar algunas págirias de aires populares, que hoy son un documento para la consulta de ntiestr? fÜlk-lore, sirviendo, como en el caso particular del autor de este Diccionario, para que sobre motivos por él recogidos del pueblo, escribiera una obra de distinta composición armónica.
La factura de sus composiciones es de una armonización simple, tanto · las or.iginales como las adaptaciones, y alcanzan al nfünero de 87. Algunas de sus obras son imperecederas, como "Un Momento" (Vals) , "La Ñatita" y "La Perezosa" (Mazurcas para una o dos guitarras) y "Elvira" (Vals) , sobre todo la primera nombrada, cuya introducción, en compás de compasillo, es lo mejor que musicalmente ha escrito. Claro que el valor de las obras de Alais es grande; pero siempre dentro del género y el ambiente para el que fueron creadas sin la pretensión de música elevada, técnica y espiritualmente.
En lo bailable, la obra de Alais no alcanza, sin embargo el valor de Ía de García Tolsa: pero tuvo el indudable tacto de no apartarse de la característica popular y simple, sin pretender como el citado Garcia, dar compases de alto vuelo que al fin resultan escasos en mérito musical, tales. "Meditación", melodía ramplona y nada guitarrística, y la que titula Sonata "Al fin solos". Alais como compositor atrae por su melodía y el desarrollo técnico de sus obras, en que afluyen las posiciones más comunesde la guitarra, en la mano izquierda, dentro de las cuales desarrolla su tema melódico airosamente.
Las obras que Alais ha dedicado a sus amigos y relaciones son muchas y, por el nombre de ellos, entre los que figuran discípulos, podría darse una idea de lo apreciado que era dentro de la aristocracia argentina. Son ellos: Martín Gil, discípulo, Dr. Félix Amadeo Benítez, Alberto Luro, Rufino Luro, Horacio Martínez de Hoz, Pastor Luis Obligado a quien dedicó "Caramurú" (Vals), Eloisa Lozano, más tarde discípula nuestra, Josefina G. Arana, Susana María Luro Cambaceres, María Byrne, Esther M. Tobal y Francisco Núñez. "La Coqueta", Mazurca, fue dedicada a este último, su gran amigo y editor. Núñez construyó para Alais una espléndida guitarra de muy buenas voces, en la que con filetes y mosaicos, alrededor de la boca, sirviendo a la vez que como adorno como refuerzo, se leía esta leyenda: "Construida para Don Juan Alais.-Francisco Núñez". Este ejemplar, comparable en su más alta calidad de sonido, a las de Torres, fué adquirido por el doctor Guillermo Váldez, después de la parálisis que aquejó al compositor, para su señorita hija, una distinguidísima ejecutante. El autor de este Diccionario guarda una serie de recuerdos cariñosos y una gran gratitud por Alais. Nunca escatirrió esfuerzos ni entusiasmos en beneficio de amigos y cokgas. Un hecho para nosotros de gran emoción lo pinta en toda su nobleza. Con motivo de un concierto que tenía que dar el que escribe estas líneas, Alais tomaba de la casa de música de su gran admirador Núñez una respetable cantidad de programas, que luego, sin fijarse en, la seriedad que revestía su persona, iba dejando ora en el tranvía, ora en una casa de. gran apariencia y en todo lugár propicio para propaganda.
Podríamos contar una sucesión de hechos igualmente elocuentes, pero que serán conocidos en otra oportunidad en que tengamos que recordarlo . En casa del General Leyría en 1 908 concurría asiduamente a los típicos asados, en compañía de otros guitarristas como E. González, con quien solía trenzarse en cordial competencia guitarrística. Muchas veces hemos concurrido a estos asados nunca olvidados, ya que antes · que pasara a "cuarto menguante;', Alais imponía silencio para hacer tocar al "catalancito Prat'', como solía llamarme. No faltaban a estas reuniones distinguidos amateurs y amigos del instrumento, como el comisario Pondal, Núñez y Roberto Lehmann entre otros. Las sesiones guitarrísticas y los recios contrapuntos que se llevaban a cabo en la tienda de comestibles de Raconi, en las calles Perú y Garay, y en " La Berbenita", Belgrano y Saaverda, lo contaron a Alais entre sus infaltables, donde se encontraba con los payadores Gabino Ezeiza, Pablo Vázquez y otros, y los instrumentistas Caprino, Simeone, Quijano, y un sin fin de artistas que daban personalidad y colorido a estos típicos rincones de Buenos Aires tan gratos para la historia de la guitarra en la Repúbica Argentina.
En el año 1910 tuvo Alais un ataque de parálisis parcial, estado en que quedó hasta el día de su deceso. El "catalancito Prat", fué el único colega que concurno a acompañar sus restos: decir esto es doloroso para los que fueron sus amigos; más lo es para su acompañante, pero es necesario decirlo. Falleció el día 7 dz Octubre de 19 14. Como dice su sobrino, José M. Alais Agrelo, en los datos que sobre el buen guitarrista nos facilitara, Alais vivirá siempre en el recuerdo de sus conciudadanos, pues hoy que han transcurrido muchos años de su muerte, solemos exclamar: "¡Un momento!" por Alais.
(Domingo Prat, Diccionario 1934)