"Antonio Dominici nació en 1872 en Palermo. Según su sobrina Anna Averna, después de realizar estudios musicales en su ciudad, partió hacia Nápoles en 1893. Partió en busca de suerte, llevándose sólo su guitarra y dejando atrás su segura Trabajar como bombero. ¿Su sueño? Ser compositor de “guitarra clásica”. Pero, insatisfecho con el mundo de la guitarra napolitana, se unió a un conjunto de instrumentos de púa con destino a Rusia. Sin embargo, tan pronto como llegó a las cercanías de Moscú, los músicos lo abandonaron. Así, Antonio se encontró solo en tierra extranjera sin conocer ni el idioma ni las costumbres locales. Dominici, sin embargo, tuvo la fuerza para llamar la atención sobre su instrumento favorito, la guitarra de seis cuerdas, aunque los rusos entonces utilizaban principalmente la de siete cuerdas. Por lo tanto, se instaló en San Petersburgo y se unió rápidamente a las filas de sofisticados instructores y profesores de guitarra occidentales. El apoyo financiero fluyó mientras la élite de la capital comenzaba a asistir a sus conciertos. Dominici se encontraba entre los mejores guitarristas de la época, incluido Vasily Lebedev (1867-). 1907) con quien rivalizó en virtuosismo. A principios del siglo XX, Pjotr ​​S. Agafoshin (1874-1950) se convirtió a la guitarra occidental después de escuchar sólo uno de los conciertos de Dominici. Este se considera un primer paso hacia el inicio del resurgimiento de la guitarra como instrumento cultural. Un resurgimiento que culminaría con la llegada de Segovia más de un cuarto de siglo después. Un relato detallado de primera mano aparece en "Mis recuerdos" de P. S. Agafoshin [,,,]"Del prólogo de Marco V. Bazzotti"