ÁNGEL BARRIOS FERNÁNDEZ, guitarrista y compositor español, más conocido en la historia del arte de la buena música de la guitarra española con su propio nombre artístico de ÁNGEL BARRIOS, nació en el granadino barrio del Albaicín (Granada), el día 4 de enero del año de 1882, y murió en Madrid, el 26 de noviembre de 1964. Comenzó sus estudios musicales en las disciplinas de armonía, violín y guitarra en su ciudad natal, aunque más tarde se trasladaría a Madrid para perfeccionarlos junto a Conrado del Campo. Finalmente, se instaló en París para estudiar como discípulo de André Gedalge. Fue en París donde entró en contacto con músicos de la talla de Ravel, Turina, Granados, Falla, Albéniz, etc
En 1900 fundó el Trío Ibería (laúd, bandurría y guitarra), con el cual tuvo un notable éxito y ayudó a difundir la música española por todo el continente europeo. Fue también director del Conservatorio de Granada, el cual lleva el nombre de “Conservatorio Profesional de Música Ángel Barrios” en la actualidad. Fue un gran amigo de Manuel de Falla, tras los años que pasaron juntos en París, y cuando éste se trasladó a Granada a vivir, Ángel Barrios fue su perfecto anfitrión. Tal era su amistad que Falla fue el padrino de la hija de Barrios, con lo que ambos artistas pasaron a ser “compadres”. Sus primeros éxitos fueron los poemas sinfónicos Zambra en el Albaicín, Copla de Soleá, y Copla en la fuente del avellano, estrenados en el Teatro Real de Madrid por Arbós.
Barrios compuso alguna ópera como El Avapiés, que fue estrenada en el Teatro Real, o La Lola se va a los puertos, con texto de Manuel y Antonio Machado, estrenada en el Teatre Liceu de Barcelona, así como varias zarzuelas y obras para guitarra, aunque por lo que es más conocido es por su enorme contribución a la música de plectro española, gracias a sus numerosas composiciones para el Trío Iberia (que más adelante se refundaría como cuarteto), de las que él mismo era intérprete. Cabe destacar también su estrecha relación con el trío Albéniz. De su participación durante largos años en estos conjuntos instrumentales nos ha llegado hasta nuestros días un interesante acervo musical que cuenta con el máximo interés, referente fundamental para conocer parte de la estética de la época y su repercusión dentro del panorama español e internacional de principios del siglo XX.
Ángel Barrios era hijo de Antonio Barrios “El Polinario”, un peculiar personaje granadino que, además de cantar flamenco y tocar la guitarra, regentaba a finales del siglo XIX una taberna en los Baños Arabes de la Alhambra, donde se albergaban los artistas románticos y viajeros decimonónicos que venían a Granada a ver el monumento nazarí.
Por eso, desde su infancia, Ángel Barrios estuvo rodeado por artistas ilustres, como Federico García Lorca, o Manuel de Falla. Empezó su formación musical en el Conservatorio de Granada como violinista pero cuando decidió tocar la guitarra obtuvo todo su esplendor tanto como intérprete como compositor. En 1910 y años siguientes viajo a Europa, con el Trío Iberia, de pulso y púa, que él mismo había creado, y obtuvo un relevante éxito que le hizo actuar ante gobernantes y familias reales.
Luego se convirtió en unos de los compositores de mayor éxito hasta mediados los años 50. Tiene en su haber cientos de partituras de Zarzuelas, coplas, composiciones latinas, poemas sinfónicos y obras solistas. En Granada fue además teniente de alcalde del Ayuntamiento, profesor de la Universidad y director del Conservatorio durante más de 20 años. Igualmente fue académico, socio de honor y vocal de Música del CALC durante numerosos años.
Se le considera, junto a Narciso Yepes y Andrés Segovia, padre artístico de la Guitarra moderna y se le recuerda frecuentemente como amigo íntimo de literatos (Lorca, los hermanos Machado), músicos (Falla, Granados, Turina, Albeniz, Segovia) y artistas plásticos (Zuloaga, Sargent, Rodin, Picasso), con quienes llevó a cabo los proyectos artísticos más importantes del siglo pasado.
Sus últimos días, ya invidente, los pasó en Madrid y los dedicó al cultivo de la guitarra y a la composición de pequeñas formas musicales para este instrumento.
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Hijo de un guitarrista y "cantaor" muy popular en la región andaluza; en su juventud tocó el violín como miembro de orquesta y acompañó ocasionalmente a la guitarra a su padre y a otros artistas locales, hasta convertir a este último instrumento en el de su predilección. Más tarde amplió sus conocimientos musicales en Madrid, con Conrado del Campo, y en París, con André Gédalge. De regreso a España, fue durante algunos años director del Conservatorio de Música de su ciudad natal, así como profesor de la Universidad, para dedicarse finalmente casi por completo a la composición.Músico notable, unido en estrecho contacto a Manuel de Falla, García Lorca, Isaac Albéniz etc., Hacia 1900 fundó el "Trío Iberia" (guitarra, laúd y bandurria), con el que en años sucesivos emprendió una intensa actividad concertística por todo el territorio español, así como por los de Francia, Italia e Inglaterra, ejecutando programas dedicados exclusivamente a la música nacional.
"Estamos en los años de fin de siglo. La asiduidad de Albéniz a su casa y la devoción que por su música sentirá le llevará a la creación de un Trìo de cuerda, luego cuarteto, con el nombre de Iberia denotando su origen devocional, y sobre todo con las trascripciones a ese grupo instrumental de las obras de Albéniz y muy especialmente las inspiradas en Granada. Son los años en que Albéniz les dedica en 1907 su Cuarto Cuaderno de Iberia con estas palabras. "¡¡Viva Granada!! a Barrios, Devalque y Benuzartea de su buen amigo Albéniz París (1 de octubre 1907)".
En la primavera de 1908 actua el Trio Iberia en Londres. Ramiro de Maeztu que está de corresponsal de ABC nos dará la deliciosa estampa de esta estancia de los granadinos en la ciudad. Dice así. "GRANADA EN LONDRES". Ahora vuelven a España. Son tres músicos granadinos; Barrios toca la guitarra, Alvear el laúd y Levarque la bandurria. Llegaron a Londres hace cuatro meses y naturalmente, nadie los conocía. Son tres muchachos jóvenes y durante las primeras semanas pasaron aprietos.
Entre 1918 a 1919, su amistad con Falla se convierte en decisiva para ambos. Para Falla, por encontrar en Barrios su amanuense y guía de sus exigencias peculiares, y para Barrios por lo que significa el impulso y estímulo de un hombre tan exigente en lo artístico y humano, y la estimación hacia su capacidad creativa".
(Manuel Orozco Díaz)