Mompou nació en Barcelona en 1893, de padre español y madre de ascendencia francesa. Estudió piano en el Conservatorio del Liceo de Barcelona, y ofreció su primer recital público a la edad de 15 años. En 1909, escuchó a Gabriel Fauré interpretar su Quinteto número 1 op. 89 y quedó tan impresionado que decidió ser compositor. Con una recomendación de Enrique Granados fue a París en 1911 para estudiar piano junto a Isidor Philipp y Ferdinand Motte Lacroix y armonía con Marcel Samuel Rousseau. Ese mismo año, compuso su primera pieza para piano.
En 1914 regresó a Barcelona, huyendo de la Primera Guerra Mundial. Publicó entonces sus primeras obras para piano (Impresiones íntimas, Scènes d'enfants...) y su primera canción, L'hora grisa, guiado por un ideal estético claro: la máxima expresión con los mínimos medios.
Regresó a la capital francesa en 1921 para huir de nuevo en 1941 tras la ocupación alemana. Durante su segunda estancia en París, el crítico Émile Vuillermoz publicó un artículo elogioso sobre Mompou que dotó a éste de una celebridad inesperada. Gracias a ella, tuvo ocasión de tratar a los principales compositores franceses de la época. Datan de entonces varias obras para piano (Dialogues) y canciones (Cançoneta incerta).
Su obra Sinfonía Azul fue en la década de 1940, y lo es hasta ahora, la sintonía que identifica a la Cadena SER.
De regreso en España, siguió componiendo música para piano y canciones. Durante un concurso de piano, conoció a la pianista Carmen Bravo, de cuya interpretación de Schumann quedó prendado, y en 1957 contrajeron matrimonio. En 1964, hizo una incursión en la música sacra con el oratorio Los improperios.
Fue miembro de la Real Academia Catalana de Bellas Artes de San Jorge y Premio Nacional de Música de España. En 1978 una hemorragia cerebral le obligó a abandonar la composición. Falleció en 1987 a la edad de 94 años.
Estilo
Mompou era un miniaturista en sus obras, casi siempre breves y de una música relativamente improvisada. Su obra se ha descrito como "delicada" e "íntima". Según sus propias palabras, era «un hombre de pocas palabras y un músico de pocas notas».1 Mompou encontró en el verso de san Juan de la Cruz "la música callada" una expresión de su ideal estético: "una música que sea la voz del silencio", sin huecos ni adornos. Sus principales influencias fueron el impresionismo francés, así como Erik Satie y muy especialmente Gabriel Fauré y Francis Poulenc, lo que le dio un estilo en el que la expresión está concentrada en formas muy pequeñas. En muchas de sus piezas, toma melodías del folklore catalán, adaptándolas a su peculiar mundo sonoro. Sus acordes evocan a menudo el sonido de las campanas de bronce, recuerdo infantil de la fábrica de campanas en la que trabajaba su abuelo.La música menos compuesta del mundo, en palabras del propio compositor, ha admitido orquestaciones de otros autores y, ya en el siglo XXI, adaptaciones expansivas al lenguaje del jazz. El compositor Óscar Esplá, contemporáneo y amigo de Mompou destacaría en la música de éste el caminar hacia la esencia... es decir, menosprecio del cuerpo, del peso, de la dimensión.
Uno de sus intérpretes el pianista ruso Arkadi Volodos dice de su música: "Un amigo me lo hizo escuchar y me gustó mucho, un sonido nostálgico, minimalista, como Ravel. Pero cuando descubrí la Música callada, entendí toda su filosofía, su espíritu zen, la dualidad entre las notas y los silencios. La toqué en la Filarmonía de Berlín y en el Concertgebouw de Ámsterdam con el público en silencio absoluto durante 20 minutos. Fue impresionante. Mompou decía que el silencio es la eternidad sonora, su música es pura metafísica; él no quería innovar y, pese a ello, su música expresa alguna cosa diferente, es silencio sonoro. Él decía: “Jo no componc, descomponc”
Composiciones para guitarra sola
- Suite Compostelana (1962), dedicada a Andrés Segovia
- Cançó i dansa nº13 (1972), dedicada a Narciso Yepes
- Cançó i dansa nº10 (Existe versión para guitarra del propio Mompou) (1953)