Es un cante con copla de cuatro o cinco versos octosílabos. Su origen sería un fandango local, cuya aparición, según los estudiosos, debió producirse hacia mediados del siglo XIX. Pertenece al grupo de los cantes mineros, siendo una modalidad clara de la taranta.
La creación de la minera se atribuye a El Rojo el Alpargatero. El hijo de este cantaor conservó este estilo, e incluso le añadió nuevas variantes. Se citan también como cantaores destacados de la minera, en el periodo de su iniciación a Paco el Herrero y a Chilares.
El estilo de la minera ha sido definido por Esteban Bernal del siguiente modo: "La minera más clásica tiene una elevación en el tercio central, que le imprime un gran valor y, al mismo tiempo, rompe la monotonía que pudiera haber en los demás tercios. Respecto al último de estos, al terminar de vocalizar las palabras finales de las estrofas, suele hacerse por la mayoría de los cantaores una pausa para aspirar, siendo verdaderamente bonito, difícil y meritorio hacerlo seguido, de un tirón, lográndose de este modo mineras de auténtica antología".
Según Andrés Salom "es el estilo al que mejor le viene el calificativo de minero. Y no sólo por su nombre, si no también porque la mina y sus hombres y vicisitudes están siempre presentes en la temática de sus letras populares, y no menos en las que, con pretensión de que sean cantadas por mineros, componen los poetas actuales". He aquí un ejemplo de ellas:
De las minas no me quejo
porque nunca me fue mal,
pero ahora me las dejo
porque quiero descansar,
ya que me encuentro muy viejo.
Compadre si va usted al cielo
hágame usted este favor:
pregúntele usted a mi abuelo
dónde se dejó el legón
y el capacico terrero.
No se espante usted, señora,
que es un minero quien canta.
Con el "jumo" de las minas
tiene ronca la garganta.
Este estilo fue como el Guadiana. Después de casi desaparecido se le dió a conocer nuevamente en los años cincuenta y, según Blas Vega, "de la renovación ha salido el modelo por el que se siguieron interpretando y ajustando a las bases específicas del concurso comprendido en el anual Festival Nacional del Cante de las Minas, que se celebra en La Unión, quedando como un cante tipo y diferenciado de la taranta".
Los cantaores profesionales de la actualidad no suelen incluir en sus repertorios cara al público el cante por mineras, aunque sí se han recogido estos cantes en la discografia comercial.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco. Ed.Cinterco. Madrid, 1988.
Julián Pemartín. El Cante Flamenco. Ed. Afrodisio Aguado, 1996.
DISCOGRAFÍA RECOMENDADA
Recordando al Rojo el Alpargatero. EMI, 1992.
XXXIII Festival Nacional del Cante de las Minas. La Unión. Nuevos Medios, 1994.