Es otro de los estilos flamencos componente del grupo de las "cantiñas". Es un cante con copla de cuatro versos octosílabos, casi siempre con rima asonante en los pares.
Su denominación parece derivarse de la mención repetida del nombre de Romera, en sus letras más populares. Es un caso parecido a lo que ocurre con el mirabrás. Otra línea de opinión atribuye el nombre a la personalidad de una enigmática cantaora llamada La Romera que sería, asimismo, la creadora del cante. Mujer de vida azarosa y final trágico, como se recoge en la letra de esta antigua copla:
Ven acá mi arma,
mar arma tuviste:
como a Romera,
tendida en el suelo
la muerte le diste.
Por su parte, Fernando Quiñones cita las opiniones de Donn Pohren y Andrade da Silva favorables a adjudicar la creación de las romeras a Romero el Tito. Incluso el escritor gaditano, en apoyo de esta teoría, hace referencia a "un tercer y reciente informe, de fundada autoridad que parece también confirmar a favor de Romero el Tito la paternidad de las romeras". Como puede apreciarse, entramos en una de las múltiples nebulosas de la historia del flamenco.
Romero el Tito fue un cantaor muy popular en su época. Gaditano del barrio de Santa María y sobrino de Tío José el Granaino, era muy solicitado para acompañar a los cuerpos de baile, ponderándosele mucho las creaciones de su cante para el baile.
Las romeras son unas cantiñas más ligadas, más encadenadas en su compás y cuyo ritmo admite interrupciones que detienen la letra inesperadamente, muchas veces en mitad de una palabra, produciendo un efecto llamativo y ocurrente que permite alargar el floreo vocal que antecede al súbito corte de la copla:
Romera, ay mi romera,
no me cantes más cantares
si te có......
si te cojojunto al yerro
no te salva ni tu mare.
El origen cronológico de este estilo de cantiña se sitúa a mediados del siglo XIX y creció también muy posiblemente al calor de los cafés cantantes que tanto florecieron por aquella época en el ámbito de la geografía andaluza, destacando también, además de Romero el Tito, Miguel Macaca, allá por los años finales del siglo XIX. Después la romera dejó de formar parte del repertorio de los cantaores de la época. Fue con motivo de la publicación, a mediados de los años cincuenta del siglo XX, de la obra discográfica "Antología del Cante Flamenco", del sello Hispavox, cuando resucitó este estilo la voz de Antonio El Chaqueta, cantaor de gran valía que intervino en dicha obra. A partir de este hecho otros artistas incluyeron la romera en su repertorio, como fueron Antonio Mairena, María Vargas, El Chocolate, Chano Lobato, el Sordera...etc.
La rehabilitación de las romeras, al igual que la de otros cantes que hasta la mitad del siglo XX dormían en el cuarto del olvido, supuso un enriquecimiento de la memoria histórica del cante flamenco.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco.- Ed. Cinterco, Madrid, 1988
Ricardo Molina y Antonio Mairena.- Mundo y Formas del Cante Flamenco.- Revista de Occidente.-
Fernando Quiñones.- De Cádiz y sus cantes.- Anteo.- Barcelona, 1964
Hipólito Rossy.- Teoría del cante jondo.- Credsa.- Barcelona 1966
Manuel Ríos Ruiz.- Ayer y Hoy del Cante Flamenco.- Ed. Istmo, Madrid 1997.
Angel Alvarez Caballero.- Historia del Cante Flamenco.- Alianza Editorial.- Madrid, 1981
DISCOGRAFÍA RECOMENDADA
Magna Antología del Cante Flamenco.- José Blas Vega.- Hispavox..Madrid 1982
Por Alegrías.- Hispavox.- Madrid 1983
Por Cantiñas. - Hispavox.- Madrid 1983