La seguiriya gitana o seguiriya del sentimiento es, además de uno de los cantes más antiguos de que se tiene noticia, la quinta esencia de la jondura, basada la máxima de muy poca letra y mucho quejío. El cante melismático de la seguiriya le infunde carácter y de esa estética musical, beben también muchos estilos, como las malagueñas o los cantes a palo seco, sin guitarra, que hoy conocemos. El término aparece recogido en infinidad de piezas de nuestra literatura y la música de algunas tonadillas viene rotulada como seguidilla gitana. Aunque ésta no coincide en absoluto con la flamenca. El origen de este cante, con su característica aliteración de ayes, ha traído de cabeza a los musicólogos que han intentado su notación musical. Hoy es sabido que la métrica seguiriyera se basa en invertir el orden de la amalgama de compases de la soleá (6x8 + 3x4), y usarlo como propio (3x4 + 6x8) (ver reloj).
Las seguiriyas, al igual que la soleá, se crean principalmente entre las provincias de Cádiz y Sevilla, con Jerez y el barrio de Triana como veneros fundamentales. En discos y libros podemos leer referencias al estilo como sigueriya, siguiriya, o seguirilla. Todas son válidas, ya que el término seguidilla se agitana o andaluza derivando en otras grafías que cada cual escribe a su modo. Del complejo genérico de las seguiriyas forman parte también las serranas y las livianas, ya que ambos estilos se rigen por el compás propio de la seguiriya. Otra de las variantes seguiriyeras son las cabales, seguiriyas en tono mayor.
Tonalidad
La seguiriya se interpreta según la escala andaluza, y al igual que ocurre en la soleá, en ocasiones la guitarra se apoya en grados tonales (en modo mayor) para regresar enseguida al modal andaluz. Las cabales, como dijimos, se cantan y tocan en modo mayor, y son unas seguiriyas de cambio -se aprecia con claridad el cambio de intenciones y de tonalidad- de carácter valiente.
Compás
En la introducción se ha explicado ese compás subyacente, que no es otro que la amalgama de 3x4 y 6x8, la de la soleá pero invirtiendo el orden (ver reloj). Desde un punto de vista musical, a pesar de que por muchos años cantaor y guitarrista lo han interpretado un tanto ad líbitum, a impulsos de sentimiento, sin cuidar la métrica musical, ésta queda reflejada ya en las grabaciones más arcaicas, donde una amalgama de compases se impone hacia un plano sonoro más evidente. Quizás así se hacía en los orígenes y poco a poco se fue ralentizando el aire hasta hacerse somnoliento en ocasiones. Hoy parece que revive este sentido airoso, más rítmico, que da al cante y al estilo un vigor repleto de flamencura. A continuación el recuento musical y el tradicional:
3x4 | | 2) | 3 | 4 | 5 | 6 | / | 6x8 | 1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | / | 3x4 | 1 |
| (5) | | 1 | | 2 | | / | | 3 | | | 4 | | | / | | 5 |
Estrofa
El cante por seguiriyas se realiza sobre una estrofa muy particular y poco afín a las clásicas de cuatro o cinco versos de arte menor que el flamenco viene utilizando. La estrofa no es otra que la de la seguidilla castellana (sin estribillo): cuatro versos de 7, 5, 7 y 5 sílabas respectivamente, con rima en los pares. Aunque en la flamenca tiene un notable cambio, pues al tercero de los versos se le añade una muletilla que lo convierte en un verso de 11 sílabas. No obstante, encontrará infinidad de variantes imperfectas, pero que el cantaor cuadra añadiendo, alargando, o acortando sobre el compás, determinadas sílabas. El material literario seguiriyero clásico da fe del sentimiento trágico de la vida que habita en el alma flamenca.
Claves
La mejor pauta que nos va sugerir que estamos ante un cante por seguiriyas es la melodía melismática apoyada en una extensa gama de quejíos. También conviene repasa la estructura formal de una seguiriya, que también ofrece claves de su particular carácter:
1º Rasgueo inicial de la guitarra rasguea hasta rematar con ataques cortos y contundentes que definen el compás y dan la entrada al cantaor -procedimiento éste que se extiende a los remates de cada estrofa, y en general las introducciones de las mismas. La salida clásica del cante es sobre la tarabilla tiritirí, a modo de la llamada de cornetín, bastante habitual en la música teatral, como la llamada de atención al público.
2° Tras la salida, el cantaor interpreta un cante corto, sin alardes melódicos aunque de gran intensidad emocional.
3° Remata el guitarrista el cante con los habituales rasgueados y realiza una variación según el modelo de la seguiriya. El cantaor realiza un cante valiente, muy melismático.
4º Tras el remate de la guitarra, ésta puede modular al mayor para dar paso a Ias cabales.